11.12.10
frases de “10 items or less”
-Yo no lo llamaría "regresar". No es un "regreso". Yo no diría "regresar". Es algo independiente. De perfil bajo. Si llega alto, está bien. Si no, no importa.
-Es como una mamada.
-Sí, como una mamada cinematográfica.
Diez artículos o menos. Estuvo ahí parado. ¿Vio a alguien que no haya intentado pasar más cosas? Siempre hay pelea. Esta es la peor caja. Aquí los cajeros se mueren.
No se quede mucho tiempo. Los del próximo turno no hablan inglés.
-¿No sabe su número de teléfono?
-Esta semana no.
-No tuve suerte. Se fueron todos. Es una festividad judía.
-¿Hoy?
-Mañana. La extendieron.
-¿Y con quién hablaba?
-Con el conmutador.
-¿Todos los demás...?
-Se fueron.
-¿Son todos judíos?
-Hoy, sí.
El celeste te queda bien.
Lorraine, tómate otra cerveza para el bebé.
Quizá no sepa mi número de teléfono. Quizá no sepa en qué día vivo. Pero en cuanto veo a alguien, sé cuál es su papel.
Te vi cuatro pasos adelante de los otros empleados. Te vi haciendo el trabajo de tres personas porque sabes que eres mejor que los demás. ¿No tengo razón? ¿Acaso una secretaria no hace el trabajo de tres personas mientras otro se lleva los laureles?
-¿Sabes hacia dónde debes ir?
-No.
-¿No deberías detenerte para preguntar el camino?-No pregunto.
-No pregunta.
-Jamás pregunto el camino.
-¿Lo ves? La personalidad perfecta. Autosuficiente. No confía en nadie.
Me lo enseñó Clint Eastwood. ¿Ves cómo ajusta en medio del músculo? Mira. ¿Ves? Parezco de 30, ¿cierto?
-¿Cómo es que Uds. ganan tanto dinero y no lo gastan?
-De eso se trata. Hace años que no compro. Esto hay que aprenderlo cuando se es joven.
-Vamos, dilo.
-Gracias, Dinner`s Club.
-Otra vez.
-Gracias, Dinner`s Club.
-Jamás estuve del otro lado del mostrador.
-¿Y qué?
-Jamás tuve un empleo donde puedas sentarte.
-¿Cuántos años dijiste que tenías? ¿25? ¿25? ¿Tienes 25? Recién a los 30 hice mi primera película. Tú estás adelantada. Es cuestión de tiempo. Tienes toda la vida por delante. Empieza ahora.
-¿Por qué le interesa? ¿Qué le importa?
-Porque te veo. Eres como yo. No tan bonita, pero… Mírate. Tienes 25 años. Y te sientes tan vieja como yo en mi último cumpleaños. Un matrimonio fracasado, un trabajo de porquería, convencida de que eres estéril. Te aferras a tu seguridad y piensas que no te aguarda nada bueno. Y, por más que intentes, no logras convencerte de que todavía te queda algo. ¿Para qué seguir intentándolo? Ya sé. Ya lo sé. Estoy aquí sentado con alguien que apenas conozco, en una parte de la ciudad que desconozco por completo. No sé mi número de teléfono. No sé qué día es. Ni siquiera tengo un amigo a quien llamar. Y sé que podría… Desaparecer. Desaparecer.
¿Comes proteínas de mañana? ¿Lo ves? Es eso. Todos lo olvidan. Todos. ¿Sabes quién me lo dijo? El Dalai Lama. Fanático de las proteínas. ¿Por qué crees que siempre sonríe? Son las chuletas de cerdo debajo de su túnica.
-Le encanta.
-Con cada parte de mi magnífico cuerpo.
-¿Y por qué no trabaja? ¿Por qué no se compromete?
-Bueno, eso… Eso es un misterio, ¿cierto? El Santo Grial. Supongo que tiene que ver con agentes, abogados, jardineros… Gastos. Cuidarse de lo que uno dice. Esquivar la bala de la creación. Juzgar, evaluar, ocultar. Provocar. Seducir. Ser seducido. Y, pronto, te das cuenta de que te mantuviste al margen durante años.
-Muy bien. Diez artículos o menos. Diez cosas que odias en tu vida, que detestas. Creo que ya te dije las mías. Rápido. Sin pensar.
-Está bien. Mis pies. Mi matrimonio. Mi ropa. La gente lenta. Preguntar el camino. El papel y el plástico. Las mentiras. El dinero. No, necesitar dinero. Necesitar. Bien.
-Diez artículos o menos. Las diez cosas que más te gustan en la vida. Diez cosas que podrías conservar, si sólo pudieras conservar diez.
-De acuerdo. Mi auto.
-Es un auto estupendo.
-Gracias. Mi sobrino. Mi tostadora. El árbol que está detrás de casa. El viento.
La música. Cualquiera. Mi cabello, cuando llueve.
-Sólo son siete.
-Sí. Su turno. Diez artículos o menos. Lo que conservaría.
-Mi esposa. Mis hijos. Sus amigos. El café a las 5:30 de la mañana. Una buena evacuación intestinal. No hacer tomas adicionales. El piano. Sexo. La palabra escrita. Prendas de algodón. Y los finales fuertes.
-Fueron 11.
-Lo sé.
-El cartel dice 10.
-Lo sé.
-Es como todos. Intentas pasarte…
-No dijo ni una palabra. Quizá es mío. Quizá no. Pero lo logré.
-Pero lo lograste.
-Y de algo estoy segura.
-¿De qué?
-No volveré a pisar ese supermercado.
-¿Lo ves? Un final fuerte.
Ahora tienes ocho.
-Creo que llegó la hora, ¿no?
-¿Sabes adónde vamos?
-Ni la más mínima idea.
-Ni la más mínima idea. Puedes hacer una parada. Como todo el mundo.
El director es tan joven que todavía no nació.
-Éste es nuestro pacto. Vivimos…
-Vivimos.
-Trabajamos.
-Trabajamos.
-Recién empezamos.
-Recién empezamos.
-No volveremos a vernos.
-Nunca.
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