27.2.11
frases de “Fair game”
-Joe es nuestro amigo más antiguo.
-¿Y qué tiene que ver?
-No puedes llamarlo un miedoso de mierda.
-Esto viene del otro lado del río. Y al final es NLJ.
-¿NLJ?
-No La Jodas.
-¿Y Niger?
-Usualmente lo pronuncio Níger para evitar la confusión con Nigeria.
Por la forma de los tubos llegamos a la conclusión de que estaban destinados al enriquecimiento de uranio. Y así nos dieron la prueba de que Saddam está construyendo un arma nuclear.
Estamos hablando de cincuenta camiones en un camino, a través de aldeas donde nada pasa por meses, excepto quizás un ómnibus-taxi que sería lo más grande por meses. Decir que lo olvidaron es como si los niños olvidaran la Navidad.
-Cuando dices no sabemos cómo quieren que hagamos esto, ¿qué quieres decir?
-Digo que no sé de que otra forma decirlo...
-Excepto que no dijo yo, dijo nosotros. Entonces usted y los otros discutieron como hacer esto. ¿Porque la CIA tiene la necesidad de planear estas reuniones?
-Lo que dije, no hablaba con sentido.
-¿Qué parte, la ultimo o lo otro también?
Cada vez que interpretas una información, cada vez que escoges un “quizás” en vez de un “puede ser”, estás tomando una decisión. Y ahora mismo estas tomando muchas decisiones pequeñas, que contribuyen a una gran decisión. Pero si sólo hay 1% de que estés equivocado, ¿puedes decir por seguro de que tomarás ese riesgo? ¿Y dirás como hecho que este equipo no está destinado para un programa nuclear? ¿Conoces cuánto es el 1% de la población de este país? Son 3 millones 240 mil almas.
La pared es muy alta, Val, ¿qué quieres hacer? ¿Entrenar un ratón?
-¿Cómo lo hace? Mentirle a alguien a la cara.
-Tienes que saber. Saber por qué mientes. Y nunca olvidar la verdad.
No es Hitler. Lo siento, no lo es. Es Saddam. Nosotros lo pusimos ahí.
-¿No lo saben?
-¿Qué cosa, Hammad?
-El programa (nuclear) fue destruido en los '90. Los americanos lo destruyeron y lo saben.
La Casa Blanca está siendo engañada. Alguien está escogiendo información errónea y dándosela a la prensa como algo certero. Y entonces nos miran para confirmarlo. Eso es una mierda.
Cuando los ministros de Saddam le preguntaron por qué había ejecutado a cierto oficial que había sido un seguidor leal, Saddam dijo que prefería matar a sus amigos que permitir que sus enemigos vivieran. Para mí esa es la marca de un monstruo.
Buscamos paz, luchamos por ella y a veces la paz debe ser defendida.
(MIENTRAS SE ESCUCHA EL RETUMBAR DE LAS BOMBAS) Tus amigos americanos te llaman en este mismo momento.
Estos científicos son las armas de destrucción masiva si no podemos protegerlos. Se irán al primer país que puedan y los pondrán a trabajar.
Nunca dije esto. Si alguien pregunta lo negaré.
-No tengo que ir a África para decirte que aquí hay algo mal.
-Tres meses y, ¿qué encontramos? Nada de centrífugadoras. Nada de cake amarillo. Ni armas biológicas. Ni de destrucción masiva. ¿Crees que hay algo mal aquí? Dile al último: la cola va desde la Casa Blanca al Pentágono.
-¿Entonces por qué nadie ha dicho algo?
-¿Por qué crees? Estamos en guerra.
Al final del día, es importante si sacan a esa gente esposada de la Casa Blanca.
-Gracias por venir aquí. Quería trasmitirte mí indignación en persona. Sé que no es fácil pero quiero que sepas cuanto aprecia la Agencia tu silencio en medio de este asunto. No podemos darnos el lujo de que siga esta pelea de cuchillos.
-Me amenazan de muerte todos los días. La gente amenaza con matar a mi esposo, con lastimar a mis hijos. Fui a la Agencia y pedí seguridad para proteger mi familia. Me la negaron y cito: “mis circunstancias se salen de los protocolos del presupuesto”. Si esto es una pelea de cuchillos, señor, ahora mismo la luchamos solos.
Joe Wilson vs. la Casa Blanca. Todo lo que te puedo decir es: ¡buena suerte!
Lo siento, no me atraparán sin luchar.
Es la Casa Blanca. ¡Es la Casa Blanca! ¿En serio crees poder luchar contra ellos y ganar?
-¿Eso me hace tener la razón si grito más que tú? ¿Si grito más estoy en lo correcto? ¿Si soy la Casa Blanca y grito un millón de veces más alto que tú, eso me hace estar correcto? Mintieron, Valerie. Mintieron y ésa es la verdad.
-La verdad, cierto. Pero cuando terminen con nosotros, no sabremos lo que es eso.
Ahora ya nos tienen. Me llamaran un mentiroso y será todo. Porque tienen todo el poder. ¿y que tengo yo? ¿Mi palabra?
¿A quién le eres fiel, a tu esposo o a la CIA?
Tal vez tenías razón. Tal vez debí haberme callado la boca. ¿Fue eso lo que te enseñó tu papá, Valerie? ¿Eso diría el coronel Sam que un buen estadounidense se calla la boca, que un buen estadounidense puede hacer la vista gorda?
-¿Crees que te estoy mintiendo?
-¿Me daría cuenta si lo estuvieras haciendo?
Cuando estábamos en el frente, entrenando para convertirnos en agentes en el terreno, escogieron a cuatro o cinco de nosotros porque dijeron que sobresalíamos. Nos ataron y nos metieron en celdas diferentes. Nos privaron del sueño, nos golpearon. Solo teníamos que delatar el nombre de alguno de los otros. Sólo un nombre. Te presionaban hasta que lo descubrían. Descubrían el punto en que te doblegabas. Y uno a uno, todos se doblegaron. Excepto yo. Y eso me hizo sentir especial: no pueden doblegarme. No tengo un punto en que me doblegan. Me equivoqué.
Soy de Sierra Leona, de Free Town. Estuviste ahí, ¿verdad? ¿Te gusta Free Town?
Joe, ambos sabemos que Free Town es una pocilga. Es cierto, es cierto, hermano. Sierra Leona está muriendo. Hay demasiada injusticia y corrupción. La gente de arriba tiene demasiado poder. Pero la gente no ve eso aquí. Aquí en los Estados Unidos es un mundo diferente.
Lo que hicieron estuvo mal, Valerie. Estuvo muy mal. Que no se te olvide.
No me importa lo mucho que te moleste si te arrebatan esto. No me importa. Ellos no destruirán mi matrimonio.
¿Cuántos de ustedes conocen las 16 palabras en el discurso del Estado de la Unión que pronunció el presidente Bush y que nos llevaron a la guerra? ¿Cuántos conocen el nombre de mi esposa? Valerie Plame. ¿Cómo pueden conocer una cosa pero no la otra? ¿Cuándo se transformó la pregunta de “por qué vamos a la guerra” a “quién es la esposa de este hombre”? Yo hice la primera. Pero otra persona la segunda. Y funcionó porque ninguno de nosotros conoce la verdad. La falta cometida no fue contra mí ni contra mi esposa. Fue contra ustedes. Contra todos ustedes. Si eso los hace enojar o sentirse mal representados, hagan algo al respecto. Cuando Benjamín Franklin salió del Salón de la Independencia, una mujer en la calle se le acercó y le dijo: “Señor Franklin, ¿qué forma de Gobierno nos ha legado?”. Y Franklin le respondió: “Una República, señora. Si ustedes pueden mantenerla”. La responsabilidad de un país no está en manos de una minoría privilegiada. Somos fuertes y estamos libres de la tiranía mientras recordemos nuestros deberes como ciudadanos, sea informando de un bache en la calle o denunciando una mentira en el discurso del Estado de la Unión. ¡Hablen! ¡Hagan las preguntas! ¡Exijan la verdad! La democracia no es fácil de lograr. Pero en ella vivimos. Y si cumplimos nuestro deber, en ella vivirán nuestros hijos.
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