5.3.12

más de lo mismo

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Reportaje al sociólogo argentino Pablo Bockzowski con interesantes observaciones a la información periodística en los tiempos de Internet. Seleccionamos los siguientes párrafos que nos llamaron particularmente la atención.

Hace 40 años había una decena de diarios impresos en los que salía una cantidad finita de noticias. Lo mismo pasaba con la televisión. Eran modelos de producción fija. Sin embargo, había diversidad entre un medio y otro, tanto en los hechos como en el enfoque. Esto cambia en los ochenta con la irrupción de los canales de noticias 24 horas. En los noventa llega la Web y a partir de principios de 2000, los medios ven que cuantas más noticias publican, más cantidad de usuarios tienen. Se institucionaliza, entonces, un patrón donde la noticia de último momento es la marca distintiva de los sitios de información. Esto genera un efecto no previsto: permite que el periodista sepa qué publican sus competidores. Eso contrasta con lo que pasaba hace veinte años, cuando se enteraba con la edición del día siguiente y ya era muy tarde para copiar. Al mismo tiempo, las noticias de la web las tienen todos: vienen de un cable o de la televisión o de la radio. Esto genera una tendencia de la que es difícil sustraerse porque la idea dominante es que lo que el usuario busca en un sitio de Internet es una versión completa y actualizada de la información. Perderse una noticia puede generar que se vaya a otro sitio. Esta dinámica genera una tendencia a la repetición, a la copia y a la imitación. Es muy claro un estudio sobre la ciudad de Baltimore, Estados Unidos. Levantaron, en una semana, todas las noticias digitales de esa ciudad: 53 medios produjeron más de 700 noticias. El 83 por ciento no tenía ningún contenido original. Es el efecto concreto de más información y menos noticias.

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Un periodista de un diario en 1990 tenía la expectativa de cubrir una noticia por día. En la Web, se busca que publiquen 7 u 8 al día. Y que, además, cuando se trata de noticias en curso, las puedan actualizar. Entonces, no da el tiempo para producir datos. Genera lo que en Francia llaman “periodismo sedentario”: el periodista cada vez sale menos de la redacción.

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Eso permite aumentar el volumen, pero tiene efectos sobre la calidad del contenido. Es un fenómeno de la sociedad contemporánea que afecta a otras profesiones también.
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En Internet el espacio es más amplio y barato. Por eso se buscan más sucesos, lo que genera una banalización en la cobertura. Y, como la información la tienen todos, la diferencia está en el análisis. Hay un vaciamiento en la calidad con que se cubre un evento y un énfasis en ciertas plumas. Pero la presión temporal para el común de los periodistas deja poco espacio para la reflexión y hace que usen fuentes tercerizadas. Así, la información pasa por menos filtros y es más fácil presentar un relato tergiversado.

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El diario se lee a la mañana o a la noche, la radio se usa para los traslados y la tele se ve, en general, a la noche. Pero en el lugar del trabajo no se hacía ninguna de esas cosas. Esto cambia con el usuario de sitios web, que consume noticias de lunes a viernes en el espacio laboral. Invariablemente, los trabajadores tienen abierta una pestaña en la que ven los sitios de noticias. Esto genera un espacio nuevo para llegar a los consumidores. Aunque, si uno está trabajando, no tiene ni mucho tiempo ni mucha concentración. Por eso el lector quiere cosas que lo distraigan y se lean rápidas y por eso el foco está en la información de último momento. A la vez, el trabajo no es un lugar para discutir temas controvertidos. Eso marca un ablandamiento de la agenda. El contenido de la Web está más focalizado en temas como los deportes y los espectáculos que en temas más duros como la política y la economía. Esto genera a la vez un efecto de sustitución de noticias: el que usó la Web en el trabajo, cuando llega a su casa no ve el noticiero. Es un juego de suma de cero. Entonces, la calidad de lo que se consume es más reducida porque el tiempo que se dedica es menor y el menú informativo es distinto.

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La gran motivación para mucha gente no es tener una visión bien fundada y abarcativa de la sociedad, sino contar con información para conversar en sus grupos sociales. Buscan noticias para tener de qué hablar.

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El tiempo es fundamental, pero dentro de una tríada formada junto con el espacio y la visibilidad. Ahí se juega la evolución actual de la cultura digital. El tiempo tiene que ver con la aceleración de los patrones de la vida cotidiana. En particular, en el mundo de las noticias. El espacio, con un borramiento de las fronteras que delimitan los lugares por los que circula la vida cotidiana de las personas. El producto digital hace que las noticias usen la misma plataforma que la información que se precisa para el trabajo. Y la visibilidad significa que hoy en Facebook se puede saber qué noticias leíste y dónde vas a cenar. Es decir, hay muchísima más información disponible sobre las prácticas sociales y eso genera una legibilidad de la vida cotidiana de los individuos. Las empresas periodísticas saben qué notas son las más vistas, cómo y cuándo. Eso lleva a la copia en lugar de a la diferencia: la mayoría de los sitios busca hacer lo mismo. Más información genera más conformidad. Eso provoca homogeneidad en las noticias y en muchos otros aspectos de la vida. El discurso dominante sobre la cultura digital habla de una promoción de la diversidad, pero, junto con eso, hay también una pérdida fuerte de la diferencia y de las alternativas.

“Clics, información y más de lo mismo”
Reportaje al sociólogo Pablo Boczkowski realizado por Ivan Schuliaquer
(“ñ”, 29.02.12)

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