Una interesante sección del suplemento económico de los domingos de “La Nación” es la llamada “Detrás de la etiqueta” que cuenta la historia detrás de las marcas más conocidas del mercado. No resistimos la tentación de seleccionar algunas de esas historias y reproducirla en este post y en el de mañana. Si quieren ver más notas de esta sección, recomendamos hacer una búsqueda en el buscador de nación con la clave detrás de las noticias.
prune
En francés, Prune significa ciruela.
Pero, ¿qué tiene que ver el fruto con las carteras? El vocablo encierra una historia que el matrimonio de María Eugenia y Gary Farrell habían conocido antes de pensarlo como nombre para su marca. Ella, psicóloga de profesión, todavía se abocaba a la crianza de sus cuatro hijos; y él, a la fábrica de carteras de cuero mayorista, iniciada por su padre en la década del 70.
Juntos viajaban por el Viejo Continente, donde Gary perseguía tendencias para alinear a su empresa, dedicada a la exportación. La historia que los encantó llegó a sus oídos en Francia. Transcurría en el siglo XIX, en la región de Garonne. La falta de lluvias había sido tal que, tras la sequía, el valor de las prunes era tal que se convirtieron en moneda de cambio. Regalarlas era como hacer un homenaje. Según cuentan los fundadores de la marca, las ciruelas eran un regalo de enamorados.
Antes de inspirar el nombre de una empresa, las ciruelas fueron, en el hogar de los Farrell, materia prima de sus tartas preferidas. Después, la pareja eligió Prüne en un listado de 50 posibilidades, con la ayuda de un especialista. Lo curioso en la marca es la diéresis sobre la U, agregada como un detalle estético.
La semilla de Prüne fue plantada por Cuerex, la fábrica que proveía de carteras a tiendas como Macy's, Harrods, El Corte Inglés y Lafayette. Los productos que salían de allí ostentaban etiquetas de Cacharel, Kenzo y la alemana Bree, licencias que manejó la firma por largo tiempo. El brillo de esa época se apagó a fines de los 90, cuando la situación apremiante impuso la necesidad de crear un flujo de caja. El segmento minorista fue la solución. En 1999 Prüne inauguró su primer local en el Paseo Alcorta. Actualmente, cuenta con 600 empleados, 70 locales, una decena de ellos desperdigados en la región, donde planea seguir avanzando en 2013.
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1541378-un-nombre-inspirado-en-la-campina-francesa
Dom Pérignon
Fue en la abadía de Hautvilliers, en la francesa región de Champagne-Ardenne. El monje benedictino Dom Pierre Pérignon creyó beber estrellas cuando convirtió el vino en una bebida burbujeante. A fines del siglo XVII, este hombre al mando de la bodega de la abadía se propuso hacer el mejor vino del mundo. Hasta entonces, sólo se conocía el vino de champagne. Obsesionado con la perfección, Dom Pérignon buscó la exquisitez y experimentó en sus viñedos. El esfuerzo se tradujo en la creación de un nuevo método utilizado hasta la actualidad: el método champenoise. Las burbujas de Dom Pérignon surgieron tras un largo proceso iniciado con la cosecha de las mejores parcelas de vid de Champagne, y continuó con un prensado para lograr el mosto delicado que se fermentaba en las cavas hasta transformarse en vino base.
Los inicios de la champanización en botella no fueron sencillos. "Las botellas tuvieron que ser reforzadas con vidrio más grueso, y el tapado mejorado con la introducción del corcho de alcornoque. Durante años, el monje vio estallar las botellas, hasta que encontró las proporciones justas de azúcar agregado al vino base para la segunda fermentación en botella", relata Hervé Birnie-Scott, enólogo de Moëtt Hennesy. Un espíritu innovador que mezcló uva tinta con blanca, unido a las bondades de la tierra del nordeste de Francia, generaron la efervescencia que dio origen a las burbujas más elegantes y sabrosas que pueden verterse en una copa.
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1506580-el-monje-que-innovo-con-burbujas
john foos
(…)
Corría la década del sesenta cuando Miguel Fosati desandaba la vida de un empresario textil. Hacía negocios donde podía. Compraba, vendía y a veces exportaba lo poco que podía.
Detrás dejaba una historia particular: era hijo de un linyera que había logrado asomar la cabeza para educar a su hijo. Cuentan que el hombre, tras una pelea con su padre, se fue de su casa y arrancó por la vía haciendo una vida de privaciones.
Por los rieles, llegó a Bahía Blanca, donde pidió trabajo en la Marina. Lo tomaron de chofer y gracias a ese trabajo pudo darle educación a su hijo en Buenos Aires.
Una noche, Miguel y su mujer se encontraron a cenar con un matrimonio amigo. Todos se dedicaban al mundo textil y la conversación, obviamente, viró hacia los negocios en el sector.
Hoy recuerdan que los dos comerciantes textiles coincidieron en la necesidad de crear alguna marca como una forma de agregar valor a lo que ya hacían.
La esposa de uno de ellos, la anfitriona se levantó de la mesa y volvió con un viejo libro de la casa en el que se nombraban a viejas glorias de la marina inglesa.
Juntos repasaron ida y vuelta la enumeración de nombres hasta que la mirada se detuvo en un nombre: John Foos. Cuentan algunos que esa noche también alumbró otra marca John L. Cook que finalmente tomó forma en 1975, cuando Ramón Fitá y Adriana Pierini, los anfitriones en aquella cena, lanzaron la marca textil que marcó la década del 90.
(…)
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1529846-un-capitan-ingles-a-cada-paso
tupperware
(…)
Earl Tupper, un ingeniero químico nacido en 1907, fue quien presentó al mundo en 1946 el primer "bowl maravilloso", como se lo conocía entonces, con las mismas características distintivas que conserva en la actualidad: su sello 100% hermético y su cualidad indeformable.
En un primer momento, sin embargo, las ventas del producto no prosperaron. La razón: su verdadero valor agregado solamente se percibe cuando se lo ve en uso.
Dos años más tarde, Brownie Wise trajo la solución a este problema, al crear las Reuniones de Demostración, en las que, en grupos reducidos, explicaba a las mujeres las virtudes del producto y hacia ventas.
Con este revolucionario sistema, las ventas de los bowls maravillosos se multiplicaron y, al poco tiempo, Wise fue nombrada vicepresidenta de la compañía. Su alcance fue tal que, aun hoy, después de 60 años y con el crecimiento de las ventas online, se hace una Reunión de Demostración en algún lugar del mundo cada 1,7 segundos.
(…)
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1551240-la-marca-que-dio-nombre-al-bowl-maravilloso
essen
En la ciudad de Venado Tuerto, ubicada en el sur de la bota que dibuja la provincia de Santa Fe sobre el mapa de la Argentina, nació y creció la empresa que instaló un nombre propio en la cocina: Essen. En alemán, comer. En criollo, sinónimo de una practicidad que dignifica a improvisados y enriquece a entendidos de la gastronomía. La piedra angular de Essen fue colocada en 1954 por Armando Yasci y su esposa, Teresa Bompessi, cuando no era siquiera un proyecto. La industria naciente era una fundición de aluminio para producir mecheros de cocina. Wilder, hijo del matrimonio, fue quien la impulsó a nivel nacional.
Inmerso en la búsqueda de una nueva veta para diversificar el negocio, Wilder quedó sorprendido por una olla de aluminio que vio en Nueva York. Tanto, que invirtió el siguiente par de años en crear un producto similar. Cuando dio con la fórmula, lo nombró Essen, por consejo de Mirta, su mujer de raíces alemanas.
Al inicio, en 1980, la novedad atraía a curiosos, pero no lograba convertirlos en clientes. Entonces, Wilder convocó a una reunión de vecinas, para mostrarles las ventajas del nuevo artefacto con una experiencia. Ese día inauguró el sistema de venta directa multinivel, una capilaridad en la que radica el éxito de la firma.
Las cacerolas, sartenes y ollas encierran un particular método de cocción. La clave está en la elevada conductividad del calor en las piezas de aluminio espeso que reemplazan al horno, al baño María, a la freidora y la vaporiera.
(…)
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1521122-el-nombre-propio-que-se-metio-en-la-cocina
(continúa mañana)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario