27.2.13

una escena

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LOS MISERABLES
data: http://www.imdb.com/title/tt1707386

Confieso una herejía. “Los miserables” me pareció un libro menor, un folletín melodramático al que se le nota el paso del tiempo. Como en toda novela por entregas, las líneas dramáticas van cambiando para atraer la atención del público, tal como lo hacen las actuales telenovelas. Acepto que tiene su interés histórico, que es la primera novela que trata el tema social, que hay momentos memorables, como el de Valjean que recibe otra oportunidad del Obispo al que le robó o esa relación perseguido – perseguidor entre Valjean y Javert. Pero, como todo folletín que se precie, el recurso del golpe bajo y lacrimógeno está siempre a mano.

Como musical, “Los Miserables” lidia con los problemas del original. Y lo reemplaza con la grandiosidad de la partitura musical y de la puesta en escena. El resultado no deja de ser un pastiche, pero funciona razonablemente bien. Gusto particular, la música de “Los Miserables” no me voló la cabeza como lo hizo “Cantando bajo la lluvia”, “Rent” o “Moulin Rouge” como ejemplos. (“Chicago” me empezó a gustar más con el paso del tiempo. “Cabaret” desde el vamos. Con “El Fantasma de la Ópera”, por caso, me sucedió algo similar a “Los Miserables”: me costó llevarme alguna canción a casa, tarareándola en el camino).

Vale destacar la labor del elenco, muchos actores consagrados que apenas sospechábamos de su capacidad para el musical. Es cierto: esa ductilidad es una condición habitual en el mundillo actoral de Hollywood. Más de una vez, actores “serios” nos sorprenden en géneros que no son habituales, sean películas de acción, musicales o comedias humorísticas. Quedan aún profesionales que toman riesgos y exploran sus límites. Podrían seguir su ejemplo varios carcamanes locales que hace décadas vienen componiendo el mismo personaje sin sonrojarse.

Tal vez, especulo ahora, la grandiosidad visual de “Los Miserables” atente contra la verosimilitud y nos cueste derribar el muro de la ficción y meternos en la historia.

Sin embargo, hay un momento excepcional en que ese muro se cae. Una escena. Y esa escena, por sí sola, justifica toda la película. El momento en que Anne Hathaway canta “I dreamed a dream”, poniéndose en la piel de una moribunda Fantine que ha rodado por la vida, pasando hambre y prostituyéndose en las callejuelas de París. Por esos no más de diez minutos de participación, Hathaway se llevó, más que merecidamente, el Oscar.

Su composición en ese lamento final de Fantine, nos pone piel de gallina. Nos cachetea, nos golpea, nos estremece, nos hace compartir su angustia, su tremenda sensación de fracaso, su conciencia de que ha caído en la máquina de picar carne del mundo y que ya no tendrá otra chance. En esta vida, le tocó perder. Y la plena conciencia de esa caída es poéticamente poderosa.

Buceando en la red, encontramos la escena. Pero la borraron. Así que hasta que vuelva a aparecer en la red, escuchamos el audio en el siguiente video, con el trailer de la película.

Creo que es un buen corolario para cerrar este comentario de “Los Miserables”. Esta escena es, sin exagerar, 90% del musical.



Mañana, las mejores frases.

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