10.6.13

fulbo de a dos: las horas previas a la presentación

fulbo de a dos

Se viene la presentación de “Fulbo de a dos”. Mañana, martes 11 de junio, presentamos “Fulbo de a dos”, el libro de cuentos humorísticos futboleros escrito por Marcelo De Biase y Pablo Guerrini, en la Editorial Dunken (Ayacucho 357, C.A.B.A.).

Esperamos ver a amigos, conocidos y entenados en el día de mañana. Será un gusto contar con todos ustedes en la presentación.

Para los que quieran la data del libro recomendamos visitar este post:

http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2013/05/fulbo-de-dos.html

Y agradecemos toda la difusión que puedan hacer del mismo. Necesitamos de toda la ayuda que puedan darnos para que este libro llegue a más y más interesados.

Para que se tienten, más material del libro. Un fragmento de unos de los cuentos:
LA CANCHITA DEL CLUB
(fragmento)

El Ballesta siempre fue el club más misha de la categoría. Paradójicamente, en estas épocas de ostentación de lujo y poder, esas carencias eran el orgullo del hincha del Ballesta. Si estabas ahí, en la tribuna, colgado del alambrado oxidado, haciéndole el aguante a los once pataduras que un rato antes tuvieron que hacer una vaquita entre todos para llegar en colectivo al partido, era porque tenías esos colores en el corazón. Sabías que en tu futuro no ibas a tener gloria ni epopeyas ni vueltas olímpicas. Pero eso no te importaba. Faltaban tantas cosas en el Ballesta que de ninguna manera podía faltar la dignidad. Y el hincha del Ballesta era digno; digno de llevar esos colores. Aunque tuviera que pedir camisetas prestadas para afrontar un partido.

Ésa era la filosofía del barrio, la escuela del potrero, de la comunidad de laburantes en la que se creó el club. Podría faltar pero no íbamos a perder la dignidad. Y cuando tenés dignidad, no bajás la cabeza ante nadie. Porque el que nada tiene, no tiene necesidad de bajar la mirada.

Esos eran los códigos que se manejaban en el barrio, rubricados con un par de sopapos si hacían falta. La misma escuela que Fernández mamó en casa. Los códigos que lo llevaron a recibirse de contador, estudiando en el último asiento del colectivo que tomaba a las 6 de las mañana en la esquina de casa, robándole horas al sueño y a la diversión. Los mismos códigos que mostró en el ejercicio de su profesión, haciéndole precio a los vecinos y, mucho más, si eran hinchas del Ballesta. Códigos que lo encumbraron como un referente de esa comunidad.

Una comunidad que dejó, un día, de manejar esos códigos.

Nadie supo explicar bien porqué, si por los años de la dictadura, si por el festival de hipocresía y corrupción de los años de democracia, si por las crisis económicas, si por la droga que empezó a circular libremente por el barrio o si por el calentamiento global. Pero la barriada del Ballesta cambió. Y cambió para mal.

Fue cuando perdieron lo último que faltaba perder: la dignidad.

Y la canchita del Ballesta pasó a ser el símbolo de la dignidad que habían perdido. La canchita estaba ahí, recordándoles, lo que una vez habían sido.

Por eso, veinte años atrás, cuando Falero era Presidente, los habitantes de la Villa El Cartón ocuparon la cancha del Ballesta y se la apropiaron.

Desmontaron los arcos, barrieron las líneas, clavaron postes en medio de la cancha y levantaron las casillas de chapa y cartón, antes que cayera el sol. La Villa se chupó la cancha del Ballesta para siempre.

MARCELO DE BIASE – PABLO GUERRINI
“Fulbo de a dos”
http://www.dunken.com.ar/web2/libreria_detalle.php?id=12716

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