En otros posts, hemos publicado las reflexiones del economista francés Guy Sorman. Ahora repetimos al entrevistado con otra nota publicada hace unos días por “Ñ”. Como hacemos habitualmente, seleccionamos algunos fragmentos del reportaje y recomendamos leer la nota en su totalidad.El populismo hoy es una arqueología de algo que desapareció. Creo que hay un énfasis excesivo en el populismo en el mundo, me parece que en verdad es pequeño y no puede devenir en algo amenazante o fuerte si no se constituye como una ideología alternativa. El populismo en América Latina no propone una sociedad alternativa, no hay una teoría económica por detrás, no hay una idea de la nación. No es algo positivo. El problema de la Argentina es que los militares destruyeron la ideología conservadora y el terrorismo de izquierda se autodestruyó. Por lo tanto, los dos mayores polos de los conservadores y los izquierdistas, se han destruido a sí mismos. Lo que supuestamente hoy está a la izquierda es el peronismo, pero en verdad el peronismo está en todos lados. El peronismo es típicamente un populismo. El problema de la Argentina no es el populismo, me parece, sino que no hay nada a la izquierda ni a la derecha. Esta debilidad de los dos lados es cooptada por el populismo, de allí que su frustración es grande y fuerte porque no hay nada en el menú. El país aún no ha hecho la digestión. En otros países de América Latina eso no sucede, no hay populismo donde hay alternativas conservadoras o progresistas: se puede ver en Chile, en Brasil, en Perú, con democracias regulares.
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(Los movimientos que surgieron poscrisis de 2008 como Indignados en España, u Occupy Wall Street en EE.UU.) son interesantes, sin embargo son pequeños y no pueden crecer porque no pueden hacer una real oferta política a la gente. Creía que el movimiento Occupy Wall Street duraría más pero no fue así. Comenzó apoyándose en algo objetivo y real que es el incremento de la desigualdad en EE.UU. y fue muy útil porque el problema fue debatido por demócratas y republicanos: ambos se dieron cuenta de que tenían un problema. Fue un incentivo interesante para los partidos. Necesitamos estos movimientos de protestas para hacer reaccionar a la democracia y buscar respuestas a los nuevos problemas. Pero no pueden reemplazar los partidos y los políticos si estos hacen bien su trabajo.
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Yo participé en el movimiento de mayo del 68 y no sabíamos exactamente qué queríamos. Entre otras cosas buscábamos mayor libertad sexual y la conseguimos. Estos movimientos libertarios son saludables para la sociedad. El tema es que son sanos al principio pero no tanto luego de un tiempo si los partidos políticos no entienden lo que esta gente quiere. En el caso de los Indignados, querían trabajo; en Occupy Wall Street querían más igualdad y esto fue tomado en consideración por el establishment político. En el caso de la Argentina es diferente porque no son tomados en consideración. Es un movimiento de protesta pero no se sabe contra qué y el sistema no entiende qué quiere. El problema de la Argentina es que el concepto de la democracia no fue comprendido o aplicado. Creo que la Argentina aún no es una democracia plena que pueda responder las demandas de la protesta. La democracia no solo tiene que ver con votar sino con tener una opción, y si hay que elegir entre un peronista y otro peronista, no hay elección real.
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El problema inicial del liberalismo es que tiene diferentes sentidos en los países. Ser un liberal en EE.UU. es ser pro gobierno y pro regulación, serlo en México es estar en contra de la Iglesia Católica. En la Argentina creo que ha existido un liberalismo doctrinal que es único en el mundo, no existe en Europa ni en EE.UU., salvo en algunas fundaciones muy conservadoras. A grandes rasgos, en el liberalismo hay dos grandes tradiciones: la francesa y la norteamericana. Esta última tiene dos vectores: democracia y mercado libre. En Francia es una filosofía política que es muy simple de describir y que intenta responder una pregunta: ¿Cuál es el régimen político que ayuda a la prosperidad y felicidad de la gente? No es una aproximación doctrinal sino experimental, ver qué funciona y qué no funciona. No hay liberalismo doctrinario, no partimos de un libro sino de la realidad.
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El liberalismo es una filosofía que puede ser compartida por la derecha o la izquierda, hay socialistas con visión de mercado libre, lo mismo que conservadores. El liberalismo es una visión experimental de la vida, es una filosofía que no pertenece a un partido político ni a un líder. En el caso de la Argentina, trato de convencer a los jóvenes que dejen de leer a esos intelectuales liberales latinoamericanos bizarros y manipuladores. No sé de dónde viene eso, quizá de la influencia del catolicismo, de ahí viene el dogmatismo.
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El país fuerte económico y militar es Japón. El ratio de innovación es más grande en Japón que en China. Hubo una guerra entre Japón y China, y Japón la ganó en dos días. El problema es que su población está en baja, es un país de ancianos. Pero si mira la historia japonesa, cada vez que Japón está desafiado, se levanta. Y lo que veo en Japón, estuve hace pocas semanas, es que está despertando otra vez. Japón está de vuelta claramente y sigue siendo el país líder en Asia. China es un mito. Cuando vives ahí ves los problemas enormes con la pobreza total de gran parte de la población. Es un país incapaz de innovar. Puedes mencionar muchas marcas japonesas pero ni una marca china. Eso es muy significativo. Todavía no encuentran un sistema económico sostenible.
Reportaje de LUIS DIEGO FERNÁNDEZ a GUY SORMAN
“Guy Sorman: ‘El populismo es arqueología’”
(ñ, 12.06.13)
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