el palacio barolo

Hace unos días, en la página en Facebook de Libreta Chatarra (www.facebook.com/libretachatarra), subimos las fotos de nuestra visita al Palacio Barolo, una de las joyas arquitectónicas de Buenos Aires.

Los albúmenes con las fotos pueden verse en estos links:

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10152065558726421.1073741974.163209071420&type=3

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10152067802841421.1073741975.163209071420&type=3

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10152072066016421.1073741976.163209071420&type=3

Y nos pareció oportuno intercalar algunas de las fotos tomadas, con los comentarios que la historiadora Ana Franceschini hizo en su libro “La Cuna de Buenos Aires” sobre el Palacio Barolo.

AVENIDA DE MAYO 1370 – HIPÓLITO YRIGOYEN 1373. PASAJE BAROLO.

Edificio con salida a ambas calles. Luis Barolo, italiano que llegó al país en 1890, fue productor agropecuario de algodón, en el Chaco, y empresario textil. El primero en traer máquinas para hilar algodón, instaló en el país la primera hilandería de lana peinada, que obtenía casimires de excelente calidad. Fue quien financió la obra del “Palacio Barolo”. Intervino en la construcción del mismo el Ingeniero José Pizone, ideó y proyectó el arquitecto Mario Palanti (uno de los más prolíferos profesionales de la construcción que, en el período 1880-1930, dotó a la ciudad de Buenos Aires de grandes proyectos edilicios).



El edificio y pasaje comenzó a levantarse en 1919 y fue inaugurado en 1922. Tiene una superficie cubierta de 16.630 metros cuadrados. Su creador se inspira en la Divina Comedia de Dante Alighieri; es por eso que el edificio posee simbologías y analogías de la gran obra del Dante.



La construcción se originó por voluntad de Luis Barolo de traer los restos del Dante a Buenos Aires y su deseo de que el Palacio Barolo fuese el mausoleo. La idea surge a partir de la compleja situación política y social de Europa, en especial de Italia, para poner a buen resguardo los restos. Éstos nunca llegaron a aquí, descansan en Ravenna, Italia. Inaugurado en 1923, en ese momento fue el más alto de la ciudad de Buenos Aires y de Latinoamérica.



Tiene 22 pisos, casi 100 metros de altura. (Trece años más tarde se construyó el edificio Kavanagh que lo supero en alto.) El estilo es neorromántico y neogótico más una arquitectura de la India de la región Bunadnishar. Su cúpula central está a la altura de un piso 24 y posee un faro con 300.000 bujías -giratorio, con usina propia de energía-, a través del cual se anunciaban noticias.



Representa la unión tántrica entre Dante y Beatrice. Es el único lugar en Buenos Aires que posee vista de 360° a 100 metros de altura. Es el templo esotérico más grande del país. Desde allí se puede ver la costa del Uruguay y Colonia, ues el edificio posee una torre que culmina con un reflector cuyas luces son distinguidas desde la costa uruguaya.



En el Pasaje Barolo se encuentran frases en latín que ornamentan ciertos ángulos de los techos del Pasaje. Figuras simbólicas de animales y rosetones como los del piso de entrada: seis sobre la entrada de Avenida de Mayo y seis sobre H. Yrigoyen. Figuras alusivas a la masonería, como el compás en la A de los ascensores. Se distinguen los colores de la bandera italiana en conjunción de mármoles y guardas en los pisos.



El Arq. Mario Palanti cosntruyó un edificio mellizo, no gemelo, en Montevideo, Uruguay, llamado el Palacio Salvo en 1923 y finalizó en 1928. Acompañaron a Palanti, en Montevideo, el ingeniero Lorenzo Gori Salvo y el pintor Enrique Albertazzi hizo la decoración. La idea esta vez surge de tres hermanos: José, Ángel y Lorenzo Salvo, que compraron el lote e impulsaron la construcción del edificio de idénticas características a las del Palacio Barolo de Buenos Aires.



Está ubicado en la esquina de la Plaza Independencia y la Avenida 18 de Julio. En ese mismo predio funcionó la Confitería La Giralda, ámbito donde Gerardo Matos Rodríguez presentó el tango uruguayo más famoso y difundido del mundo La Cumparsita. Al construir el Palacio Salvo, Mario Palanti quiso hacer un “puente de luz” entre ambos rascacielos, que los faros se encontraran en un haz de luz en el cielo sobre el Río de la Plata. Lamentablemente, no previó la curvatura del plaenta y esa diferencia desequilibró el encuentro lumínico.



ANA FRANCESCHINI
“La Cuna de Buenos Aires”