En ese primer torneo, el Alumni mostró los rasgos ganadores que lo caracterizaría dejando una marca indeleble en la historia futbolera local: ganó todos los partidos, con 10 goles a favor y sólo 1 en contra.
Como anécdota, en el primer partido jugado el 6 de junio de 1901, el Alumni derrotó 1 a 0 al Belgrano Athletic. Jugó el primer tiempo con diez jugadores; en el segundo tiempo, a los 48 años, entró a jugar con sus alumnos el propio Alexander Watson Hutton. Al año siguiente, su hijo Arnaldo debutaría como volante izquierdo del equipo.
El Alumni ganó casi todos los torneos desde ese 1901 hasta 1910: sólo su clásico rival, el Belgrano Athletic pudo sacarle los títulos de 1904 y 1909.
Las figuras del club de camiseta con rayas verticales rojas y blancas (el emblema del colegio que le dio origen tenía los mismos colores, pero a rayas horizontales) eran un grupo de hermanos, los hermanos Brown. Jorge, Alfredo, Eliseo, Carlos, Juan, Ernesto y un primo de ellos, también llamado Juan, formaron en el primer equipo del Alumni. Pero la gran figura, la primer gran figura del fútbol argentino fue Jorge Gibson Brown, su capitán. Jorge Brown supo jugar de half, centreforward y back (en ese orden cronológico). Como defensor tenía una jugada característica cuando venía marcando a un delantero al que le tiraban un pelotazo para su sector; Brown corría hacia su arco, superaba la línea de la pelota y cuando atravesaba ese meridiano, se daba vuelta súbitamente, de cara al balón, y le pegaba con alma y vida aventando el peligro lejos de su campo. La hinchada rugía con esa primitiva pero efectiva maniobra, marca registrada de Brown.
Jorge Brown jugó desde 1901 a 1911 en el Alumni y luego pasó por Quilmes y Belgrano. También fue una de las primeras figuras del Alumni en vestir la casaca de la Selección Nacional, donde jugó hasta 1914, en muchas ocasiones con sus hermanos y su primo.
Hay una anécdota muy divertida con Brown que revela que nada hay nuevo bajo el sol. En 1929, cuando Argentina organiza la Copa América, se lo invita a Brown a dar el puntapié inicial en la cancha de San Lorenzo. La revista “El Gráfico” lo reportea y le pregunta si seguía viendo fútbol. La respuesta fue negativa: “Fútbol era el de antes” sentenció, cuando todo estaba por hacerse todavía. Brown murió el 3 de enero de 1936 en San Isidro.
Hay algunas anécdotas futboleras que muestran como era el espíritu caballeresco con el que Alumni enfrentaba la competencia. En ocasión de jugarse la final por la Copa de Honor Cousenier contra el Nacional de Uruguay, que se adjudicó Alumni por 3 a 1, se registraron incidentes tras el match. El tranvía que condujo al equipo campeón al puerto fue apedreado por los hinchas uruguayos. Desde ese incidente, Alumni declinó jugar esa copa, por considerar que se desvirtuaba el espíritu deportivo si era necesario esa conducta belicosa para lograr el triunfo.
Otro ejemplo: Alumni fue el primer equipo argentino en ganarle a un equipo extranjero al conseguir la victoria ante un combinado sudafricano, el 24 de junio de 1906, en un partido jugado en el actual Campo Argentino de Polo donde entonces estaba la Sociedad Sportiva Argentina. Ante el presidente Figueroa Alcorta, el Alumni le ganó al equipo sudafricano por 1 a 0, con más de 10 mil espectadores presentes. La misma noche del partido, en la redacción del diario “La Nacion” se recibió una carta de P. B. Browne, secretario del club:
Señor director de LA NACIONEn épocas que el reglamento no contemplaba la sustitución de jugadores lesionados, la deferencia del capitán sudafricano merecía ser reconocida con tal hombría de bien por el equipo argentino.
Muy señor mío: Rogamos a usted muy encarecidamente quiera hacer público nuestro agradecimiento al capitán del team de Sud Africa, Mr. Heeley, por su caballerosidad, al permitir reemplazar a Ernesto Brown, cuando se lastimó, por otro jugador, el Sr. Juan Brown.
Sin más que agradecerle de antemano, lo saludamos atentamente.
P. B. Browne, secretario del Club Alumni, 24 de junio de 1906
Ese espíritu amateur terminó resintiendo la participación de Alumni en el fútbol grande de Argentina. El deporte iba creciendo y estaba tomando una dimensión que excedía los objetivos del equipo rojiblanco. Cada vez le costaba más conseguir jugadores casi exclusivamente reclutados entre los graduados del Buenos Aires English School. Y como el club distribuía las ganancias del deporte entre distintas instituciones de beneficencia, cada vez se tornaba más gravoso solventar el alquiler de los campos de juegos donde se desarrollaban los partidos.
Había llegado la hora del retiro con gloria.
(Continúa mañana)
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