2.12.14

la madre de la patria

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Buenos Aires está en vísperas de una guerra civil que llevará a la noche autoritaria de Juan Manuel de Rosas. Pero Buenos Aires no lo sabe, como no lo sabe el General Juan José Viamonte que cruza apurado la plaza, en dirección a la Recova. El militar representaba entonces a los pagos de Ensenada, Quilmes y Magdalena en la Junta de Representantes.

En la Recova lo intercepta una anciana negra, encorvada y desdentada, que le mendiga ayuda. Viamonte está a punto de apartarse de su camino, cuando la reconoce. La mira un momento y le pregunta su nombre. “María Remedios del Valle” contesta la anciana.

-¡Usted es la Capitana! ¡La que nos acompañó al Alto Perú! ¡Es una heroína! –exclama Viamonte.

Ése es el destino de los héroes de la patria.

María Remedios del Valle cruzó su destino con la guerra durante las Invasiones Inglesas. Acompañó al Tercio de Andaluces, auxiliando a los soldados en la marcha sobre los Corrales de Miserere.

Luego, cuando la Revolución de Mayo organiza la expedición al Alto Perú, María vuelve a mezclarse con las milicias. Con su esposo y sus dos hijos, acompaña la marcha de la 6° Compañía de artillería volante del Regimiento de Artillería de la Patria. Ella llega al extremo norte del país; su esposo y sus hijos mueren en el trayecto.

Está en Desaguadero y en Huaqui auxiliando a las tropas. En las jornadas previas a la batalla de Tucumán, pide permiso a Belgrano para atender a los heridos en el frente. Belgrano le niega el permiso. Veía en las mujeres un factor de indisciplina de sus tropas.

María insiste. Durante la batalla va ganando posiciones y se acerca a las primeras líneas, asistiendo a los combatientes caídos en la lucha. Los soldados ya empiezan a llamar la Madre de la Patria. Tras la victoria, Belgrano la nombra Capitana.

María Remedios del Valle también está en la victoria de Salta y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. En esas batallas se destaca su colaboración a los soldados y su valentía. Y en la última de esas batallas, su acción es decisiva para ayudar en la huida de varios oficiales patriotas. María es una de las célebres Niñas de Ayohuma, reconocidas por la población por su servicio a los ejércitos de la Patria en esa derrota.

En Ayohuma, precisamente, María cae prisionera. Los realistas la exponen durante nueve días en la plaza pública y la someten a azotes que le dejarán cicatrices de por vida. Pero España no puede con ella: escapa y al poco tiempo está junto a Güemes y Arenales, jurando la bandera. Seguirá las campañas en la frontera norte del país.

Cuando la Patria ya es independiente, María, ya anciana, vuelve a Buenos Aires. Pero la Patria a la que le dio sus mejores años, la ha olvidado. Mendiga en las plazas porteñas, en los atrios de las iglesias, vendiendo por unas monedas pastelitos y tortas fritas.

Muestra sus cicatrices y se hace llamar La Capitana pero los caminantes creen que es un delirio de su senilidad.

Cuando Viamonte se cruza en su camino, María cuenta con unos sesenta años. El militar de la Independencia está decidido a terminar con la injusticia, y en la Junta de Representantes pide una pensión para la Madre de la Patria. La Guerra con el Brasil es la excusa para encajonar la petición. Viamonte insiste un año después.

Un representante exige documentos que avalen los merecimientos de María. Viamonte toma la palabra y dice que “yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna. Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al Ejército de la Patria desde el año 1810. Es conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida: presenta su cuerpo lleno de heridas de balas y lleno, además, de cicatrices de azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna”.

Tomás de Anchorena la define bien en el debate por la pensión: “Efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de secretario del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el ejército, y no había acción en la que ella pudiera tomar parte que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; era la admiración del general, de los oficiales y de todos cuantos acompañaban al ejército. Ella en medio de ese valor tenía una virtud a toda prueba y presentaré un hecho que la manifiesta: el general Belgrano, creo que ha sido el general más riguroso, no permitió que siguiese ninguna mujer al ejército; y esta María Remedios del Valle era la única que tenía facultad para seguirlo. (…) Ella era el paño de lágrimas, sin el menor interés de jefes y oficiales. Yo los he oído a todos a voz pública, hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer”.

El gobierno le asigna una módica pensión de un peso al día. En noviembre de 1829 es nombrada Sargenta Mayor de Caballería. Con Rosas, la destina a la plana mayor y aumenta su pensión lo suficiente para su sustento. Figura en las listas de pensiones como Remedios Rosas, seguramente cambiando su nombre por agradecimiento al Gobernador.

El último recibo de sueldo es del 28 de octubre de 1847 con una pensión de $216. En la lista del mes siguiente, la del 8 de noviembre de 1847, una nota llama la atención: “el mayor de caballería Dña. Remedios Rosas falleció”.

Hay una calle en Buenos Aires con su nombre, un par de cuadras que muere en el Parque Avellaneda, a la vera de la Autopista Perito Moreno.

No hay ningún monumento a su memoria: sí un proyecto de ley proponiendo su instauración.

FUENTES:

“La Cuna de Buenos Aires” de Ana Franceschini (Editorial de los Cuatro Vientos)

El artículo en Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/María_Remedios_del_Valle

Un artículo de Pacho O’Donell en “La Nación”:
http://www.lanacion.com.ar/1259609-las-mujeres-de-mayo

Un post del blog Ejército Argentino:
http://ejercitonacional.blogspot.com.ar/2013/11/aniversario-de-la-muerte-de-la-sargento.html

Otro del sitio Revisionistas:
http://www.revisionistas.com.ar/?p=9126

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