16.10.15

woody y castigo

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HOMBRE IRRACIONAL
data: http://www.imdb.com/title/tt3715320

En “Hombre irracional”, Woody Allen gira alrededor de una vieja obsesión: se puede matar a alguien y no cargar con el peso ético de ese acto. Empezó con “Crímenes y pecados” y reincidió en “El sueño de Cassandra” y en la más redonda “Match Point”. “Hombre irracional” no agrega mucho más a esas indagaciones, en un filme incompleto, desparejo, con un final para nada convincente.

“Hombre irracional” es la historia de un desencantado profesor universitario hastiado de la vida, en tren de amigovio con una joven estudiante, que encuentra el sentido de las cosas cuando concibe asesinar a un miserable.

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La película tiene dos etapas claras: una primera mitad muy hablada en monólogos en off, con poca sutileza en la presentación de personajes (cosa rara en Woody Allen) en la que compartimos el hastío existencial de Abe; la segunda mitad (a partir de la concepción del asesinato) gana en ritmo, seguramente porque hay una necesidad dramática manifiesta en los personajes. Por eso, tal vez, el desenlace desentona: parece por lo menos apresurado.
Hay metamensajes filosóficos en la trama, con las menciones a Kant, Heidegger, Arendt, Sastre, de Beauvoir y la referencia literaria a “Crimen y Castigo”. El ejercicio intelectual del protagonista (profesor de filosofía) se parece mucho a su definición de la filosofía como una masturbación verbal. Ahí hay un punto interesante de la historia que cuenta Allen, de cómo, en cierto punto, el exceso de intelectualidad se transforma en una gimnasia estéril, un esfuerzo sin propósito, sin objetivo, que esteriliza las ganas de vivir. Pensar no logra mejorar el mundo; la profesión del intelectual se ha vuelto un ejercicio de esnobismo, torna al intelectual occidental en un protestón crónico en los márgenes de la cátedra, aplaudido por (y sólo por) su entorno académico, sin ningún efecto sobre la sociedad que lo rodea.

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Esa descripción es la más afinada en la tosca historia que escribió Allen. Esa clase de pensamiento incestuoso, de rumiar las mismas ideas en el ámbito del claustro universitario, atizado por la admiración de las colegialas que se ratonean con el aire romántico fatal del profesor, seducidas por cierto maltrato de género. Se tensa la contradicción: la generación de la liberación femenina cae de rodillas ante el macho alfa intelectual.

Que todo ese ejercicio intelectual es mero artificio se revela cuando Abe cambia su vida a partir de pensar un crimen. Mascullar sobre moral para terminar cometiendo un acto inmoral; reflexionar desde el atril de la razón sobre los usos de la sociedad para caer en el acto más primitivo. Desencantado de la racionalidad, Abe se hunde en la irracionalidad más simplona. Y esa decisión llena su vida. Lo que revela, también, todo lo inútil que fue su etapa intelectual.

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Salvarse a cualquier precio, refutando en los hechos, la elaborada argumentación de Abe, es el corolario de la trama de “Hombre irracional”. Actuar o pensar, no parece ser la contradicción; actuar como se piensa, es la clave detrás de la trama.

Pese a estas ideas que flotan por la historia de “Hombre irracional”, la película no deja de ser menor en la filmografía de Allen.

Mañana, las mejores frases.

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