9.2.16
sólo forma
CAROL
data: http://www.imdb.com/title/tt2402927/
Todd Haynes le da un exquisito paquete visual a la novela de Patricia Highsmith, una historia de amor de dos mujeres, en una época donde ese tipo de relación tenía una garantía de fracaso en el orillo. Es una película sutil, es cierto, con una fotografía deliciosa y dos actuaciones sólidas. Pero cuando caiga el telón sobre “Carol” habrá un poco de insatisfacción en el espectador. Nos queda la sensación de que es mucho menos de lo que dice la crítica y un poco más de lo que diría el espectador pochoclero. Hay cierta frialdad, cierta barrera que no terminamos de romper para meternos en una historia sin demasiados giros dramáticos, envuelto en las galas del melodrama. Es un buen ejercicio cinematográfico. Pero no estoy tan seguro de que sea una historia bien contada.
Carol es una mujer casada de clase alta, con una hija pequeña. Therese es una joven que no sabe muy bien que hacer de su vida, con un novio del que no está muy entusiasmada y un trabajo rutinario en una tienda de regalos. Un día, Carol y Therese se cruzan, con la excusa de la compra de un regalo para la hija de Carol. Y desde que se miran, hay una electricidad en el ambiente que presagia que algo vital pasará entre las dos mujeres.
Hay diferencias de clase, un amor contra las convenciones de la sociedad, una chica al principio del camino con una mujer en el término medio, una muchacha sin obligaciones con otra que no depende sólo de sí. Esas diferencias pasan a un segundo plano cuando se despliega el juego de seducción entre ambas. Therese reacciona como reacciona todo en su vida: sin decidirse demasiado, aceptando la corriente que la lleva por su destino. Carol es algo más que el amor deseado, que el territorio no explorado: es la mujer que está en el punto de no retorno. Decide seguir lo que le dicta sus sentimientos o queda encerrada en la jaula de un matrimonio contra natura. Carol sabe que no tiene más cartas para pedir; Therese puede especular con que alguna mano afortunada espera en su futuro.
El guión de Phyllis Nagis se centra básicamente en las protagonistas. Los secundarios no aportan mucho en términos de profundidad psicológica, en contraponer tensión dramática a la pareja central. Los personajes secundarios son planos, desvaidos para gravitar. Tal vez por eso, “Carol” nos parezca una historia sin demasiada emoción, fría, pese al calor romántico que la sustenta.
Gran parte del interés que pueda provocar la película está en la interpretación de Cate Blanchett, una experta en desatar un volcán emocional con una mirada. Nos parece más elemental lo de Rooney Mara, menos sutil, menos decisivo. “Carol” es Blanchett y ella monopoliza las escenas, los planos y las miradas. Si la película no se desbarranca del todo, es por su intervención.
Correcto, mirable, con textura, sutil en los climas. Pero no es una historia que, a esta altura del partido, salga de lo predecible.
Mañana, las mejores frases.
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