12.9.16
la leyenda del bug
El 9 de septiembre de 1947 la computadora Mark II, en la Universidad de Harvard (EE. UU.), sufrió una avería. Tras la inspección, los ingenieros diagnosticaron la causa: una polilla se había acercado a la máquina, tal vez atraída por la luz y el calor, y había cortocircuitado el relé número 70 del Panel F. Los técnicos dieron cuenta del incidente en su cuaderno con una entrada a las 15:45 en la que fijaron el insecto a la página con cinta adhesiva y anotaron: “Primer caso real de un bug [bicho] encontrado”. Hoy la hoja se conserva en el Museo Nacional de Historia Americana de la Institución Smithsonian, en Washington.
La anécdota es tan popular que, como toda historia muchas veces contada, a lo largo de los años se ha ido deformando. En contra de una versión que circula, no fue aquel episodio el que acuñó el término bug para los errores informáticos, ni el verbo debugging para su eliminación. Lo cierto es que antes de aquello ya solían utilizarse estas palabras para referirse a los defectos de funcionamiento de las máquinas, como demuestran las anotaciones del inventor Thomas Edison en la década de 1870. De hecho, fuentes del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de EE. UU. (IEEE) atribuyen al propio Edison la acuñación de estos términos, y en tiempos de la Mark II los ingenieros de computación de Harvard los empleaban asiduamente.
Algo sí puede afirmarse: el incidente sirvió para popularizar el bug aplicado a la informática, que es hoy el uso mayoritario del término. Y tampoco cabe duda de quién fue responsable de ello: Grace Hopper (de soltera Murray), matemática nacida en Nueva York en 1906, militar de la Armada estadounidense (llegaría al grado de contralmirante) y pionera de la informática.
(…)
Hopper fue programadora de la Mark II y dirigía el equipo que encontró la polilla. Aunque ella no estuvo presente durante el episodio, solía dibujar caricaturas de sus bugs, y su divulgación de la anécdota del insecto cuajó de tal modo que el término ha quedado asociado a ella.
“Cuando los ‘bugs’ informáticos eran insectos”
(open mind,02.11.15)
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