“La Nación” cubrió la ponencia que la lingüista Ivonne Bordelois dio durante el Festival de novela policial BAN! (Buenos Aires Negra) que se llevó a cabo en el Centro Cultural San Martín. Bordelois hizo un rastreo etimológico de vocablos del género. Nos pareció buen material para un post, cosa que hacemos ahora.
Crimen
El grupo consonántico “cr” parece encerrar y emitir un crujido misterioso que pone en alerta a quien lo escucha o lee. Viene de la voz latina crimen, que deriva del indoeuropeo kreimen: acción o efecto de cribar, separar. Es la misma raíz en criba y en escribir, que significa ir trazando caracteres que deben distinguirse unos de otros para ser legibles. Así, inicialmente, crimen se relacionaba con la acción de separar, discriminar, analizar, juzgar. Sólo luego pasó a designar la acción analizada y condenada por infringir la ley. Otra explicación, aunque no muy aceptada, afirma que el término inglés crime vendría de ker, que significa “crujir”, “crepitar”, y tendría que ver entonces con cry o con nuestro gritar.
Violencia
Su raíz viene del indoeuropeo wei: energía vital. De allí viene el latín vis, fuerza, y luego vir, viril, propio del varón, virtud: coraje en la guerra, pero también “violador”, el que abusa de su fuerza. Hay una ambivalencia fundamental: la misma raíz da “virtud” y “violación”. Según hacia dónde se dirija la fuerza primitiva que todos poseemos, resultará en virtud o en crimen. Como la vida, el lenguaje es contradictorio y dialéctico; nos está diciendo una vez más que la misma pulsión puede encaminarse a los extremos más opuestos.
Robar
Viene de reup, arrebatar. Esta raíz no significa sólo privar de bienes materiales, sino también “arrobar” (entrar en éxtasis, ser despojados del control de los sentidos por una instancia o ser superior). De reup sale también ropa, palabra que en un principio designaba las prendas sustraídas a sus legítimos dueños. La misma raíz da usurpar. Como el hecho de arrebatar y arrancar algo de alguien da lugar a tironeos y violencias físicas, deriva también en romper, prorrumpir, erupción, ruta -camino abierto cortando el bosque-, rutina, camino acostumbrado.
Ladrón
Viene de dos palabras griegas: latreia, adoración, servicio sagrado (idolatría, egolatría), y látron, paga, como la que se le daba al custodio del templo, soldado mercenario. Cuando éstos se organizaron en bandas para robar, se los llamó latro en latín, "ladrón" en español. Curiosamente se asocia lo sacro con el latrocinio.
Delito
Del latín delinquere, significa faltar o cometer una falta. Viene del verbo linquo: dejar, abandonar, desechar. El mismo verbo forma “reliquia” (aquello que ha quedado). Primero se utilizaba para indicar la falta o carencia de algo, y después aquello que falta pasa a ser deficiencia o error. Finalmente, pasa a significar algo moral. Pero la primera idea es el abandono, la negligencia, el dejar de hacer, la omisión, el descuido, la falta. Y se acaba por el delito. Deliquio es la pérdida de los sentidos, como en el éxtasis místico o amoroso. Como en el caso de robar y arrobar, se da aquí la coexistencia de lo espiritual y lo que la sociedad castiga.
Estafa
Viene del germánico stap; que da staffa, estribo. Estafeta es el correo especial que debe recorrer una cierta distancia a caballo. Estafar -la “e” actúa aquí como prefijo negativo- significa obligar a sacar el pie del estribo, es decir, dejar en situación incómoda. Al estafado se lo deja económicamente en falso como al jinete que queda en esta posición.
Gángster
En inglés antiguo, gangan era equivalente a “to go”. Después, gángster pasó a significar pandilla. Se difundió en los Estados Unidos en 1920, por la ley seca. Es curioso que a la misma raíz pertenece el nombre del Ganges, el río sagrado de los hindúes. Lo sagrado se toca con los bajos fondos.
Mafia
Es de origen siciliano incierto. Hay quien dice que viene de los tiempos de la invasión napoleónica en Sicilia y contiene las iniciales de “Muerte A Francia Italia Anhela”.
Estrangular
De la raíz indoeuropea strenk, de donde deriva estrecho, angosto. En griego, strangaleuo significa ahogar, sofocar. El vocablo inglés string pertenece a esta familia.
Puñal
Proviene de puño y éste asciende a una raíz indoeuropea: peug: punzar, golpear. Derivan también de la misma raíz púgil, pugnar, punto, compungido -el que se siente interiormente, moralmente punzado- y, pintorescamente, pigmeo, del tamaño de un puño.
Sicario
Es una palabra formada a partir del latín sica, que era el nombre de un puñal de punta muy aguda y filo curvo usado en la antigua Roma, principalmente por matadores a sueldo. Por esa razón, Cicerón empezó a llamar sicarius a estos asesinos. El nombre de esa arma se formó a partir de secare, “cortar”. Sector, disección son palabras emparentadas con esta familia.
Asesino
La palabra aparece usada por primera vez en español hacia 1300, pero su escritura varió muchas veces hasta el siglo XVIII, cuando el Diccionario de la Lengua Española le dio su forma definitiva. Durante los cuatro siglos anteriores, se habían registrado variantes: anxixín, assesino, asesigno, acecino, assasino y assesino. Este vocablo, que fue traído del Cercano Oriente por los cruzados, llegó también al francés, assassin, y al italiano y portugués, assassino. En el tiempo de las Cruzadas había una secta en Irán que infundía temor por sus asesinatos a políticos o militares y cuyo fundador se llamaba Hassan Al Sabbah y que se conoció con el nombre de Hashsha-shin, que en inglés dio lugar a assassin.
Víctima
En los primeros siglos de la lengua latina, victuma y, más frecuentemente, victima eran las palabras que designaban a los seres humanos o animales vivos que habían sido elegidos para morir en sacrificios ofrecidos a los dioses. Victimarius era el nombre del verdugo encargado de matar a esos hombres o animales. Con el paso del tiempo, “víctima” se fue aplicando no sólo a personas y animales inmolados, sino también a aquellos que sufrían agresiones, torturas, accidentes, incluso enfermedades, una evolución que no ocurrió en el español, sino ya en el propio latín. Muy cerca de este vocablo están victus (“alimento”, aunque, también, “vencido”) y vinctus (“encadenado”). Lo único cierto es que el papel de la víctima es cargar con los pecados de todos, ser “sacrificada” -de sacrum facere (“hacer algo sagrado”)- para que la sociedad se vea libre de sus culpas; para los cristianos, por ejemplo, ése fue el papel de Jesucristo.
Detective
Viene de steg, que significa cubrir y produce, entre otros vocablos: tejado, techo, tugurio, tegumento, proteger, toga. En efecto, detective es el que des-cubre detectando pistas: palabra que viene del italiano pistare, pisotear, y por extensión las huellas o marcas que se dejan en el lugar pisoteado.
SILVINA PREMAT
“Diccionario del crimen: huellas de las palabras de la novela negra”
(la nación, 17.10.16)
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