Después de Anysis reinó el sacerdote, llamado Sethon, el cual trataba con desdén a los hombres de armas egipcios, pensando que nunca los necesitaría, y así, les infligió diferentes ultrajes, entre otros, quitarles los feudos compuestos de doce acres de tierra que los anteriores reyes le habían concedido a cada uno de ellos.
A continuación, Sanacharibos, rey de los árabes y los asirios, condujo un gran ejército contra Egipto, pero los hombres de armas egipcios se negaron a marchar y el sacerdote, reducido a la impotencia, entró en el templo y se lamentó delante de la estatua del dios por los males que le amenazaban. En tanto se lamentaba, le sobrevino el sueño: le pareció que el dios se le presentaba, exhortándole a tener valor y asegurándole que nada malo le ocurriría en su campaña contra el ejército de los árabes, pues él mismo le enviaría socorros.
Confiando en su sueño, reunió a los egipcios que consintieron en seguirle, y fue a acampar a Pelusa, pues allí se penetraba en Egipto; no le siguió ni un solo hombre de armas, sino solamente los mercaderes, artesanos y la gente de la calle. Cuando los enemigos se presentaron a sitiar la ciudad, unas ratas de campo se esparcieron de noche por su campamento y les royeron todos los carcajes, y luego todos los arcos, incluyendo las correas de los escudos, de modo que al día siguiente tuvieron que huir desarmados, pereciendo muchos en la huida. Ahora, la imagen de piedra de ese rey se halla en el templo de Hefaestos, con una rata en la mano, y una inscripción que dice: “Quien me contemple, que respete al dios”.
GASTÓN MASPERO
“Cuentos del Antiguo Egipto”
fuente: https://issuu.com/cronosantropomorfo/docs/cuentos_del_antiguo_egipto__gast__n
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