15.8.17

opinión: de porqué las cosas no salieron cómo dijimos que iban a salir

Avanzada la noche, los resultados electorales de las PASO perfilaba el triunfo nacional de Cambiemos. Y con el resultado, el periodismo se preguntaba en voz alta qué había fallado cuando, como en cada elección, profetizaban resultados refutados por los guarismos finales. Tal vez deberían preguntarse a quienes ponen frente a ellos para analizar (sic) la realidad. Porque desde los mismos medios que se asombraban del pobre poder predictivo de las encuestas que habían difundido en las últimas semanas, no tenían mejor idea que pedirles a gente como Artemio López y Jorge Asís que les explicaron lo que había sucedido.

Cuando en la madrugada, la elección en Provincia de Buenos Aires se convertía en un empate virtual, los conductores de un importante canal de noticias del cable derrapaban en vivo, tirando porcentajes sin ton ni son. A nadie de la producción se le ocurrió armar una tablita Excel, con cada distrito de la provincia, cargar los datos que ya estaban en línea y estimar cuántos votos obtendría cada lista con el sencillo criterio de considerar que los votos que faltaban escrutar se distribuían en la misma proporción que los votos que ya estaban escrutados. Toda la información estaba en la página oficial del escrutinio. En media hora (por decir mucho), se podría haber hecho eso y tener una idea cabal de lo que podía pasar. Más aún: con cada nueva carga de votos, el estimado se podría ajustar con más exactitud.

Quedaba en evidencia que el canal de noticias de uno de los principales multimedios no se les ocurrió contratar a gente que supiera (matemáticos, estadísticos y unos cuantos data entry) para cubrir la elección. No consideraron útil que los espectadores recibieran la información que se necesitaba en ese momento. Prefirieron chatearse con los operadores de Cambiemos o Unidad Ciudadana y hasta leer un twitter de una cuenta falsa y humorística de la ex Presidenta, como si fuera de la misma Cristina Fernández.

Son perlas que no reflejan una excepcionalidad sino la norma. Los principales medios argentinos periodísticos tienen un elenco estable de opinólogos que nos da su versión de la realidad sin que tengan el menor rubor cuando la propia realidad los desmienten. No pueden justificar sus argumentos, no nos dicen en qué premisas se basaron para sus conclusiones, no explicitan la metodología de sus pronósticos. Fracasan una y otra vez, pero en la elección siguiente, los siguen llamando.

Cuando (siguiendo la etiqueta de Durán Barba) pretendamos definir los usos y costumbres del Círculo Rojo, éste es un buen ejemplo de cómo opera. Los hacedores de noticias consumieron durante las últimas dos semanas la ficción de que Cristina Fernández de Kirchner ganaba el distrito por varios puntos y hasta se hicieron circular encuestas de que esa diferencia se estiraba a diez, provocando pavor en el mercado de capitales y cambiario. Ellos lo generaron, ellos lo asimilaron, ellos lo difundieron y ellos se lo creyeron. Y cuando los votos dijeron otra cosa, ellos se sorprendieron. Se sorprendieron de haberse creído lo mismo que ellos habían inventado.

Parece un síntoma de psicopatía pero está más cerca de ser un signo de chapucería o falta de idoneidad.

No hay comentarios.: