30.8.17

último capítulo de temporada

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GAME OF THRONES
data: http://www.imdb.com/title/tt0944947

La séptima temporada de “Game of Thrones” fue la más esperada y la más floja. La temporada tardó en arrancar y tuvo momentos francamente ridículos, con un sexto episodio que bordeó la chapucería. “Beyond the Wall” es un buen ejemplo de cómo se puede comprometer la verosimilitud en una serie con elementos fantásticos.

En el contrato previo que el espectador asume con una obra de ficción, hay una implícita suspensión de la incredulidad. Cuando nos asumimos como espectadores de “Game of Thrones”, aceptamos la existencia de dragones voladores, muertos vivos y reinos inventados. Esas son las reglas y a partir de ahí pedimos coherencia para la trama. En el mencionado sexto episodio, los guionistas se metieron en un berenjenal, ubicando a los personajes en situaciones imposibles de resolver, tan imposibles que necesitaron un deus ex machina que caminó por el sendero de la ridiculez. Por caso, cuando Jon Snow y sus compañeros terminan cercados por los Caminantes Blancos. No hay mejor idea que mandar un tipo corriendo, que llegue al Muro, enviar un cuervo, que aparezca Daenerys con el dragón y que salve a nuestros héroes. Todo esto en un raid express como si pasara a la vuelta de la esquina. Lo más probable es que, aún en el mundo fantástico de los Siete Reinos, si esperábamos que el cuervo llegara y que Daenerys se lanzara a buscarlos revoloteando sobre la llanura helada, lo más probable es que nuestros protagonistas hubieran perecido congelados esperando ayuda. No era por ahí la solución para conseguir un muerto vivo como prueba para presentar a Cersei Lannister.

Otra inverosimilitud: ya vimos en el capítulo anterior que un dragón puede ser herido por una flecha (gigante). ¿Es necesario, Daenerys, que te poses con el dragón en el campo de batalla para que lo surtan de cerca? Otro más: ¿dónde sacaron las cadenas los Caminantes Blancos para sacar al dragón del fondo del lago? ¿Cómo lo engancharon? ¿No era más simple, guionistas que el dragón quedara en un costado, en una colina, en medio de la nieve y no en el fondo del agua?

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“The Dragon and The Wolf” tenía la responsabilidad de cerrar la temporada, despedir a la serie hasta el 2019 y borrar la imagen de chapucería del capítulo anterior. Y lo logró. Lo logró volviendo a las fuentes. Más allá de los fuegos artificiales, los efectos especiales, las escenas de combate, no hay nada más dinámico que las relaciones personales. Y este séptimo capítulos nos regaló eso: la interacción de los personajes.

En la cumbre entre los Lannister, Snow y Targaryen asistimos a una clase de Teoría de los Juegos, una lección de estrategia política. Estamos ante un grupo de dirigentes que representan a dinastías que se han estado matando durante medio siglo, recurriendo a los más bajos recursos para mantenerse en el poder. Daenerys puede sostener que ella no es su padre y que será un líder distinto, que hará del mundo un lugar mejor. Pero… ¿quién puede creerle? ¿Qué garantía hay de que no se convierta, una vez en el trono, en una dictadora más de los tantos que reinaron en la zona?

Sin embargo, estos participantes deben intentar una improbable alianza para enfrentar una amenaza que es superior a sus fuerzas conjuntas. Ese dato es clave: por sí solos no pueden enfrentar al ejército del Rey de la Noche. Tal vez (sólo tal vez), juntos puedan pararlo.

Para suspender momentáneamente sus diferencias, deben sostenerse en lo que tienen en común: ellos representan a los vivos.

Y una consecuencia de esta alianza temporal es que, cuando se ha enfrentado al enemigo superlativo, hay lazos de camaradería surgidos en la batalla que empiezan a prevalecer sobre las diferencias originales. Cuando he combatido, codo a codo con valentía, he ganado el respeto de mi rival. Y ese primer paso puede abrir la posibilidad de una época distinta, un mundo con un nuevo conjunto de relaciones surgidos de la experiencia que los llevó al límite. Recuerdo como ejemplos históricos, el comportamiento de Europa después de la Segunda Guerra Mundial: los otrora enemigos históricos terminaron asociados en la Unión Europea.

La conformación de esa alianza es inestable. Siempre está la tentación de romper la coalición, dejar a los rivales en la incómoda situación de defenderse solos y que caigan vencidos y el que queda, llevarse todo el botín. Es cierto: deberá vencer por sí solo a un enemigo superior. Y ése es el disuasivo para no romper la alianza. Cuanto más alta sea la probabilidad de vencer al enemigo superior, más inestable será la alianza. Esto se ve en el cierre del capítulo: Cersei Lannister cree que con el oro de los bancos podrá comprar un ejército mercenario que enfrente a los Caminantes Blancos. Así que decide romper su palabra y dejar solos a Jon y Daenerys ante la amenaza.

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Veremos cómo se resuelve este dilema en el comienzo de la próxima temporada. El Ejército de la Noche ha derrumbado el Gran Muro. No hay nada que impida el avance del ejército descomunal. Tal vez Cersei deba rever, antes de lo que ella cree, su postura. Su reino puede estar en problemas antes de lo que sospecha.

En tren de especular, si me encontrara en la situación de Snow, traicionado por los Lannister y ante un enemigo superior, tal vez elegiría el repliegue. El mar es el límite para el Ejército de la Noche. Reagruparse detrás del océano, evacuar la población y dejar que Cersei lidie sola ante un ejército que no ha tenido ningún freno. Y enfrentarlos cuando ellos no puedan ir a buscarlos, porque el mar es el límite natural para el Rey de la Noche. En esta estrategia hay un factor desconocido hasta ahora: el Dragón del Rey de la Noche.

Hay otra idea en el juego estratégico que se plantea al final de esta temporada de “Game of Thrones”: el cambio de paradigma. Fue frecuente en este episodio, las menciones y recuerdos de los antepasados. Se repiten los consejos dados por los reyes que ennoblecieron las casas reales. Pero no ven que están ante una época distinta, un peligro nuevo. Y que los viejos consejos que los llevaron hasta ahí, hoy pueden ser contraproducentes. Porque cuando los tiempos cambian, las estrategias que hasta entonces surtían efectos pueden ser inútiles. El contexto cambió crucialmente. Ante un cambio de paradigma, debemos mutar, pensar nuevos caminos, adoptar otras conductas. Porque ser igual puede significar la extinción en un mundo que se ha vuelto distinto al que crecimos.

Ése es el verdadero tema de este último capítulo de temporada de “Game of Thrones”: cambia o muere. Modifica tu conducta, tus alianzas, tus creencias. Porque los tiempos han cambiado tanto que sólo te puede salvar tu imaginación. Sé creativo. O muere en el intento.

Dos años más para resolver el juego que quedó planteado al final de una temporada floja. Veremos para dónde se dispara la historia y cuál es el destino de nuestros protagonistas.

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