28.12.17

cuando las ganas se impone al talento


THE DISASTER ARTIST
data: http://www.imdb.com/title/tt3521126

“The Disaster Artist” es un soplo de aire fresco en un Hollywood atontado por la corrección política y el conformismo del cine pochoclo en piloto automático. ¿Por qué? Porque se permite contar una historia absurda (y real, lo cual revela lo absurdo que tiene la vida) con mucho humor y sarcasmo. Pero también con la suficiente piedad para terminar queriendo a estos patéticos personajes. Cuando las luces de la sala se enciende, amamos a Tommy Wiseau, Greg Sestero y todo el grupo de perdedores que se reunieron para filmar la peor actuación de una película en la historia. ¿Y por qué nos encariñamos con ellos? Porque han tenido la audacia de cumplir su sueño aunque no tuvieran el talento suficiente para hacerlo. Son malos, sí. Pero se han jugado con el corazón en la mano, parados frente al mundo para mostrar lo malo que son. Y por eso sólo, se merecen el respeto. ¿Podríamos decir lo mismo de tanto profesional del celuloide que juegan a lo seguro, a lo insípido, al reconocimiento festivalero, a la palmadita en la espalda de una crítica aburguesada en la zona de confort de sus prejuicios?

Para contar esta historia, James Franco se basó en el libro de uno de los protagonistas, Greg Sestero. Greg Sestero es un actor carilindo del montón que fue parte de un delirio con final feliz. En sus años juveniles, cuando trataba de ganarse un lugar bajo el sol de Los Angeles y convertirse en una estrella, Greg se topó con un tipo muy singular, Tommy Wiseau. Nadie sabe (aún hoy), cuántos años tiene Wiseau, dónde nació y, sobre todo, de dónde sacó la fortuna que tiene. Él dice que su acento es de Nueva Orleans pero suena más como de algún remoto lugar de Europa del Este. Pelo largo, saco negro, audacia para revolcarse por el suelo y entregarse a un parlamento. Podría ser el perfecto villano pero es un delirante. Y Greg y Tommy se hicieron amigos.



Cuando las puertas de la industria se cerraron, una tras otra, Greg expresa un deseo en voz alta: ojalá pudiéramos filmar nuestra propia película. Y a Tommy le gusta la idea. Tanto que pone manos a la obra y escribe, produce, dirige y actúa su propia película. Claro: Tommy Wiseau no tiene la más remota idea de cine. Así que se gasta seis millones de dólares en un filme que estuvo dos semanas en una sala y recaudó no más de dos mil dólares. Y, créase o no, “The Room” (http://www.imdb.com/title/tt0368226/), filmada en 2003, se transformó en una película de culto que aún hoy se pasa para deleite de un público que la toma a la chacota. Y tanto Tommy Wiseau como Greg Sestero y los actores que lo acompañaron en este bodrio, se presentan con los fans, firman autógrafos y venden camisetas impresas con las frases de la película.

Si alguno se tentó de verla, acá ponemos el enlace, subtitulado:



James Franco también tiene algo de francotirador. Experimenta como actor y director. A veces hace papelones históricos como cuando le tocó comandar la ceremonia de los Oscar. Pero el tipo vuelve una y otra vez. Y toma riesgos. Y cuando se encontró con el muy buen guión de Scott Neudstadter y Michael H. Weber (los guionistas de “500 días con ella” entre otras) sobre el libro de Greg Sestero, encaró el proyecto y no sólo dirigió la película, replicando escenas de “The Room”, sino que la dotó de un corazón que la eleva a otro nivel. “The Disaster Artist” termina siendo un homenaje a los que hacen cine, a los que anhelan estar en esa comunidad de soñadores aunque no les dé el cuero para eso. Nunca mejor expresada esa idea como en la escena en la que el equipo de “The Room”, después de un día de rodaje infernal, le pregunta a una veterana actriz porqué se levanta a las cinco de la mañana y recorrer 80 kilómetros, para ponerse a las órdenes de un delirante como Wiseau. Y la señora responde con mucha sabiduría que son actores y que ya saben, el peor día en un set de filmación es mejor que el mejor día allá afuera. Sencillo. Participar de la magia aunque sea en el margen. Aunque se sepa que el destino no nos dio el talento para brillar en las alturas.



“The Disaster Artist” es el diario de notas de ese desastre que se convirtió, por reducción al absurdo, en un éxito. Una experiencia que debería incluir la leyenda “No intenten reproducir esto en sus casas”. Pero básicamente es la historia de una amistad: la de Greg y Tommy, con todas sus altas y bajas. Cada uno ha apoyado al otro en su peor momento: cuando Greg tiene pánico escénico en sus clases teatrales; cuando Tommy está indefenso ante las risas de un público por su obra maestra. Nadie más que un amigo cree más en nosotros que nosotros mismos. Y la relación de Tommy y Greg es un buen arquetipo de este axioma.

Todos somos débiles. Pero los artistas son más débiles que el resto. Porque en su debilidad, tienen la fortaleza de exponer su corazón. Nadie está más expuesto que un actor sobre un escenario pidiéndole al público que lo quiera. Es una metáfora del amor. Sólo que el papelón que podemos tener ante el rechazo de la persona amada queda en eso, en un asunto entre dos, bochornoso pero reducido a unos pocos. En cuanto al rechazo de un público al artista, el escarnio se da en otra escala, de número y de crueldad. Hay que amar demasiado lo que se hace para aceptar el cachetazo reiterado, masivo y público.



Piensen en eso cuando se rían de un mal actor, un mal escritor, una mala película. Y acepten la posibilidad de que en todo desastre artístico, hay un cachito de virtud que merece salvarse. Porque el que se tropezó en el camino por lo menos tuvo la intención de recorrer la senda que otros observan con aire magnánimo desde las alturas de su torre de marfil.

Tommy Wiseau es un héroe de todos aquellos que lo intentaron y no tuvieron éxito. Y James Franco, desde la vereda del éxito, nos recuerda de lo conmovedor que significa todo hecho artístico.



Una “Ed Wood” del siglo XXI: “The Disaster Artist” es una de las cosas más imaginativas de los últimos tiempos. Y si no hace un zafarrancho en la próxima nominación de los Oscars es una injusticia, de una de las tantas que nos tiene acostumbrados la Academia de Hollywood.

No dejen de verla. Por James y por Tommy, siempre Tommy.

Mañana, las mejores frases.

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