28.10.13

el problema narco

la nación
Ayer “La Nación” publicó una interesante entrevista con el politólogo Alberto Föhrig, especialista en el análisis de la interacción de la política y el narcotráfico. El tema narco ya rozó las declaraciones de los candidatos de la campaña electoral que finalizó ayer y sospechamos que va a ser un punto con el que la dirigencia argentina deberá enfrentarse en los próximos combates electorales. El narcotráfico ya es una presencia a voces en la realidad argentina y vale la pena rescatar algunas ideas de alguien que se ha encargado de investigar sobre el tema.
Durante estos diez años, Argentina careció de una política de seguridad en general, y de combate al narcotráfico en particular. (…) ...una campaña presidencial estuvo parcialmente financiada por dinero del narcotráfico, con laboratorios ligados a organizaciones delictivas, y esto no ha sido tematizado en la Argentina. No parece generar escándalo. Cuando decimos que se nos está pasando un elefante delante de los ojos y no lo vemos, bueno: ahí está el elefante.

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Distintas corrientes, dentro del oficialismo, tienen distintos patrones de vinculación. Diría que hay varios intendentes del conurbano bonaerense que son cómplices del narcotráfico. No es mi función dar nombres, para eso está la Justicia, pero los conocemos. Hay jueces en el norte de la Argentina que reciben amenazas de sello narco. Hay un diputado, en Salta, procesado por narcotráfico; otro concejal en el Chaco, condenado por narcotráfico, al que lo encontraron con 700 kilos de cocaína. Hace dos semanas, un ex concejal de Malvinas Argentinas fue detenido en su casa con 53 kilos de cocaína. Hay en marcha una investigación con ediles en Esteban Echeverría, donde habría vinculaciones de algunos sectores de la política con el narcotráfico. Y por supuesto, el caso de financiamiento de la última campaña presidencial, pero que es la punta del iceberg. Hay una larguísima lista de vinculaciones concretas, probadas, con datos judiciales, en muchos casos, en donde la política esta íntimamente vinculada con el narcotráfico.

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Liberan una zona determinada en un barrio. Entonces, todo el mundo sabe que en un barrio se fabrica droga, pero no pasa nada. ¿Y por qué? Porque han comprado protección. Los vecinos denuncian porque sus hijos tienen problemas de adicciones. ¿Y quién controla a la policía? Supuestamente, la política y la Justicia. Pero uno también encuentra fiscales y hasta jueces cómplices de la mafia narco. Quienes controlan a las políticas, no las controlan, hacen la vista gorda y les dan manos libres con situaciones muy graves de establecimiento de estas redes localmente.

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Trabajé durante 20 años partidos políticos y sus corrientes internas. Quería entender por qué existen los "ismos" dentro de los partidos políticos y qué disputas resolvían. Los ismos tienen una lógica, que no es privativa del peronismo. El régimen por el cual compiten todos los partidos se da en todas las fuerzas. ¿Para qué sirven esas divisiones? Básicamente, para conquistar el poder.

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El narcotráfico es una actividad territorial, como la política. ¿Y por qué? Porque vos necesitás un espacio seguro para elaborar, para la logística y para comerciar estupefacientes. ¿A qué se dedica la política? A asegurar el dominio territorial. Y en la Argentina se territorializó la política. Desde 2001 a esta parte, hay dos fenómenos recurrentes, muy inexplorados en sus vinculaciones. Por un lado, bajó la competencia entre partidos; la diferencia entre el primero y el segundo, con respecto a los 80, creció enormemente. Y, como correlato, se da una enorme fragmentación dentro de cada fuerza. En las provincias del Norte, los gobernadores ganan por el 60 y 70 por ciento: pasamos de un sistema competitivo a uno no competitivo. Ahí entra el narcotráfico.

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La fragmentación implica la existencia de muchos grupos peleando por el poder; la lucha es territorial porque los votos se ganan en el territorio. Este esquema implica contar con punteros en determinadas zonas y armar una red de dominio territorial. La poca competencia entre partidos hace que los intendentes sean siempre los mismos; esto se ve mucho en el conurbano, por ejemplo. Y cuanto más estable en el tiempo, mayores son los incentivos para que determinadas bandas establezcan relaciones de complicidad con ese intendente, porque lo conocen. Lo mismo sucede con las dinastías familiares, se crean las condiciones porque se asientan en el territorio. Esto no significa que todos los intendentes que estén hace 15 o 16 años tengan connivencia con los narcos, sino que la falta de rotación favorece la complicidad. Además, es mucho más barato comprar a un intendente que a un gobernador.

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Había dos centros importantes. El primero, Colombia; el segundo, México. Por distintos modelos de guerra contra las drogas que se dieron en esos dos lugares, con altísimos niveles de violencia -la guerra narco arrojó en México en los últimos seis años y medio 135.00 muertos-, los carteles se fragmentaron y muchos jefes narco emigraron al sur de América latina. Efecto globo, lo llaman los expertos en drogas: apretás en un lado y se infla en otro. ¿Qué ocurrió? Perú y Bolivia tomaron parte de los roles de producción de los insumos básicos para la generación de cocaína que se abandonaron en Colombia y México. Perú y Bolivia son grandes productores mayoristas de esos insumos básicos para la producción de cocaína, que ahora se termina en Argentina, Brasil y, en menor medida, en Chile. Es ahí donde aparecen las famosas "cocinas" de droga.

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En la ciudad de Buenos Aires, el 35 por ciento de los homicidios durante 2010 se dio en cuatro barrios de emergencia de los 23 que tiene la ciudad. Y allí gobierna el macrismo, por ejemplo. En el corredor sur, encontras la villa 1-11-14, la villa 21-24, la villa 31, núcleos donde hay altos niveles de comercialización y a veces de producción. Hay disputas por el territorio. Entonces, ¿cómo disputás territorio cuando sos una organización narco sin un esquema legal para discutir conflictos? Alguien le roba un cargamento a otro, ¿cómo se arregla? A los tiros.

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Estamos en una etapa en donde hay variados actores estatales y políticos en vínculos de complicidad con el narcotráfico y ninguna política para enfrentar este fenómeno, que tiene entre doce y quince años. Hay gobernadores que confrontan, y reciben violencia. Y otras situaciones, en donde no se confronta y se llega a acuerdos de no violencia. Es decir, ilicitud no es sinónimo de violencia. Camden es el centro de distribución de cocaína de Londres, y la violencia es cero. La gente trafica drogas, pero no lo hace violentamente. La paradoja está en que cuando atacás la ilicitud, incrementás la violencia. Cuando vos tenes políticos que se hacen los tontos, o políticos que recaudan con las redes narcos, hay ilicitud, pero no hay violencia. Entonces, nadie se queja, incluyendo la sociedad. El problema es que este proceso empieza a colonizar el Estado y los acuerdos son, cada vez, más profundos. El consenso en la política debería ser que nadie puede aceptar dinero del narcotráfico, marcando un límite muy concreto.

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Los barras son una protoforma de crimen organizado: manejan el narcotráfico, armas, ventas de estupefacientes en las canchas. Inglaterra tenía un gran problema con los barras y en cinco años lo resolvió. Hoy vos vas a una cancha en Reino Unido y no hay alambrado, ¿qué pasó? En la mediada en que la política está en el medio, no hay solución. Una pata central, tanto del narcotráfico como de los barras, es que la política es parte del problema. Pensemos: ¿qué cantidad de políticos son presidente de clubes de futbol? ¿Por qué? Por dos razones: hay mucha cantidad de dinero en negro derivado de la venta de jugadores, que sirven para financiar campañas. Dos, hay ejércitos privados que sirven para dirimir disputas en la cancha y en la política. El fútbol provee dinero fácil y ejércitos privados. ¿Y el narco? Lo mismo.

“Alberto Föhrig: 'Hay actores políticos cómplices del narcotráfico y ninguna iniciativa para enfrentarlo'"
Reportaje de LAURA DI MARCO a ALBERTO FÖHRIG
(la nación, 27.10.13)

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