Y sí, hoy temprano me mandó un mensaje. “¿Cómo estás?”. No le contesté. ¿Para qué preguntás? ¿Para saber si sigo llorando, si estoy hecha mierda, destruida, después de que me dejaste?
(En el colectivo 110, en algún lugar de la Avenida San Martín, domingo a la tarde)
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