12.11.13
los héroes de Chancay
Ésta es una historia en varios actos.
El primero, se da en San Luis, en febrero de 1819. Estamos en plena época de la lucha por la independencia. Y en la provincia puntana, estaban detenidos un grupo de oficiales españoles capturados en la campaña sanmartiniana en Chile, los vencidos en Chacabuco y Maipú.
La historia oficial narra que en la noche del 7 de febrero de 1819, los prisioneros se rebelaron y atacaron el cuartel e intentaron tomar la casa del gobernador Dupuy. La rápida reacción de la población y de los soldados de la guarnición militar, evitaron el éxito de los conjurados. Los rebeldes fueron muertos y en esa jornada se destacaron dos nombres que quedarían en la historia argentina. Uno fue un puntano, empleado de comercio, que se había enrolado con las milicias en la época que San Martín fue gobernador de Cuyo. Su nombre, Juan Pascual Pringles. El otro, un riojano: Facundo Quiroga.
Pero claro, es otra la versión del lado de los perdedores de esa noche. La rebelión no parece haber sido sino una discusión por un juego de cartas que terminó con un bofetón de uno de los oficiales españoles a Dupuy. Ese hecho caldeó los ánimos. Los españoles trataron de hacerse de las armas del salón y, pese a que luego entregaron voluntariamente las mismas, disculpándose, el daño estaba hecho. Los hechos se fueron de las manos: se asesinaron a los oficiales españoles y se degolló a los que se encontraron en las calles. Cincuenta muertos fue la cuenta de sangre de esa noche. Y algunos asignan a Quiroga (preso, en ese momento, por desacato), los hechos más sangrientos, usando sus grillos como improvisada maza para acabar con los godos.
El segundo acto sucede en 1821. Pringles se había alistado en el Ejército Libertador de los Andes y estaba asignado en la campaña al Perú. Se tienen noticias de la posible deserción de un grupo de oficiales venezolanos y colombianos del ejército español que resistía el ataque de los patriotas. San Martín envío a un oficial para coordinar la deserción de los oficiales realistas, escoltado por una guardia de 18 granaderos al mando del Teniente Pringles. Las órdenes eran esperar en la playa Pescadores, a unos 15 kilómetros al norte del pueblo de Chancay, hasta que el emisario de San Martín volviera con la respuesta de los desertores.
Mientras esperaban el regreso del emisario, Pringles y su guardia fueron emboscados por las fuerzas realistas, al mando de Gerónimo Valdés. Pese a la desproporción de fuerzas, la guardia al mando de Pringles resistió heroicamente, con tres muertos, once heridos y los últimos cuatro combatientes (entre los que se contaba Pringles) enfilando hacia al mar para no caer en manos españolas.
El gesto valiente de Pringles y sus hombres tocó a sus rivales, al punto que Valdés se comprometió a respetar la vida de los sobrevivientes y logró evitar que el puñado de granaderos se internara más en el mar.
Pringles y sus soldados estuvieron poco tiempo como prisioneros de los españoles. Fueron intercambiados poco después y se reincorporaron a su batallón; en su uniforme se pegó un escudo celeste con la leyenda bordada “Gloria a los vencidos en Chancay”.
La historia de los héroes de Chancay cuenta con varias versiones, todas contradictorias. Algunos aseguran que los españoles otorgaron medallas honrando a los vencidos, cosa que parece más una leyenda que una realidad. Otros sugieren que Pringles enfiló al mar para evitar las eventuales represalias de sus captores por los hechos de la Matanza de San Luis.
Lo que si ha quedado en claro es que el acto de valentía de ese puñado de granaderos, motivó el reconocimiento de sus rivales y por eso sus vidas fueron respetadas.
Falta un tercer acto.
Pringles sigue combatiendo por la independencia de América. Pelea en Junín y Ayacucho; se destaca en la batalla de Ituzaingó en la guerra del Brasil. Vuelve al país, sumido en la guerra civil. Se pliega al bando de Lavalle y con el General Paz participa en las batallas de San Roque, La Tablada y Oncativo, peleando contra un viejo conocido: Facundo Quiroga. Tras su ascenso a Coronel, marcha a Córdoba a reclutar hombres para los unitarios. Al llegar a Río Cuarto encuentra a los pobladores preparándose para la defensa del inminente ataque de Quiroga. Se pone a la cabeza de la defensa. No logra sostener la resistencia y huye a San Luis. Quiroga persigue a sus fuerzas y vuelve a vencerlo.
El final de la historia se escribe en las márgenes del río Quinto. Un oficial federal lo intima a rendirse. Pringles contesta que sólo se rendiría ante Facundo Quiroga. El oficial le dispara un tiro en el pecho y lo deja moribundo. Muere en camino a ver a Quiroga, su compañero en la Matanza de San Luis, su enemigo en la guerra civil.
Ante el cadáver de Juan Pascual Pringles, Facundo Quiroga lo cubre con su propio poncho y reta al oficial que le disparó. “Por no manchar con tu sangre el cadáver del valiente Coronel Pringles, ¡no te hago pegar cuatro tiros, ahora mismo! ¡Cuidado otra vez, miserable, que un rendido invoque mi nombre!" escriben teatralmente los cronistas.
Telón final para tres actos de crueldad y valor escritos en los márgenes de la historia.
FUENTES:
Artículo en Wikipedia sobre Pringles:
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Pascual_Pringles
y la Matanza de San Luis:
http://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_San_Luis
El artículo “La Matanza de San Luis” del sitio C.L.A.M.O.R. que cuenta el otro lado de la Revolución de Mayo:
http://bicentenariodistinto.blogspot.com.ar/2011/08/la-matanza-de-san-luis-otra-verguenza.html
Los hechos de Chancay contados por Mario Rodolfo Tamagno en su sitio:
https://sites.google.com/site/gralsanmartin/segundo-periodo-8-de-octubre-de-1820---28-de-julio-de-1821/pringles--el-combate-de-pescadores---la-leyenda
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