21.10.15
cómo viajar en el tiempo
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...viajar al futuro, al menos en teoría, es posible. Y hasta relativamente sencillo. Otra cosa sería desplazarse hacia el pasado. “El viaje al futuro no es difícil y está dentro de la Teoría de la Relatividad. Hace tiempo que sabemos que si uno se mueve a una velocidad cercana a la de la luz, el tiempo discurre más lentamente y cuando se regrese al punto de partida, el tiempo habrá transcurrido más rápido en la Tierra”, explica Juan García-Bellido, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador del Instituto de Física Teórica-CSIC.
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Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN), señala que hay dos mecanismos que permitirían viajar al futuro: “El primero es el de la Teoría de la Relatividad Especial, formulada en 1905, que dice que si viajas a velocidades muy altas, cercanas a la de la luz, el tiempo se dilata y transcurre más lentamente para el viajero. Esta es la base de la paradoja de los dos gemelos. Si uno se queda en reposo y el otro hace un viaje en una nave a la velocidad de la luz, cuando regrese, el viajero será mucho más joven que el gemelo que está en reposo”.
El otro mecanismo está descrito en la Teoría de la Relatividad General, la de 1915: “Si te sitúas cerca de un campo gravitatorio muy grande, por ejemplo, un agujero negro, el tiempo se dilata y transcurre más lentamente para ti. Y este efecto lo vemos todos los días, por ejemplo, en los relojes que llevan los satélites GPS, en los que el tiempo transcurre de forma distinta a la de los relojes que están en la Tierra debido a dos razones: a que se mueven muy deprisa y a que están en un campo gravitatorio. Por eso es necesario sincronizarlos”, relata en conversación telefónica.
“Un reloj que se mueve lo vemos avanzar ligeramente más lento que el que llevamos en nuestra muñeca: a más velocidad, más lento lo vemos moverse. Y un reloj en la superficie del Sol también corre más lento que uno en la superficie de la Tierra: a mayor gravedad el tiempo también corre más lento”, compara Alberto Aparici, físico teórico del Instituto de Física Corpuscular (IFIC, CSIC-UV), que asegura que “sobre el papel es perfectamente posible viajar en el tiempo”.
“Los viajes al futuro en principio son fáciles, teóricamente hablando (otra cosa sería la tecnología para hacerlos) porque, en realidad, ya estamos viajando hacia el futuro. Lo que pasa es que como lo hacemos todos a la misma velocidad parece que como viaje en el tiempo no es muy interesante. ¿Qué hemos de hacer para experimentar un verdadero viaje al futuro? Conseguir que nuestro reloj corra muy lento, mientras los relojes del resto de terrícolas van a la misma velocidad. Si yo pudiera meterme en una máquina y que cada minuto en ella fuese un día en el exterior, en media hora sería noviembre allá fuera: habría viajado un mes al futuro en media hora. Esa máquina sería una verdadera máquina del tiempo”, dice Aparici.
Lo bueno, añade el físico, es que saben cómo hacerlo: “Basta con que mi máquina se mueva muy rápido, o que esté sometida a una gravedad muy intensa, y la teoría de la Relatividad nos dice que, efectivamente, el tiempo correrá más lento ahí dentro. Es tan simple que ya lo hemos hecho: en los años 70 un par de físicos subieron cuatro relojes atómicos a un avión de línea, y con ellos volaron alrededor del mundo. Cuando volvieron a casa compararon esos relojes con otros idénticos que se habían quedado en tierra. La diferencia fue de 60 nanosegundos”, recuerda Aparici.
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En un artículo publicado en 2010 en la prensa británica titulado Cómo construir una máquina del tiempo, Hawking analizaba las ventajas e inconvenientes de diversos métodos que hipotéticamente permitirían viajar en el tiempo, un tema que en las películas suelen resolver con enormes y potentes máquinas. (…) Uno de los métodos eran precisamente los agujeros negros supermasivos, que Hawking define como “máquinas del tiempo naturales”. Y es que cuanto más te acercas a ellos, mayor es la gravedad. Para los tripulantes de una hipotética nave que se acercara al enorme agujero negro que hay en el centro de la Vía Láctea, a 26.000 años luz, el tiempo se ralentizaría. No obstante, reconoce que lo de acercarse a un agujero negro es poco práctico y muy arriesgado.
“Los agujeros negros nos muestran la deformación del espacio-tiempo más que ningún otro objeto de cuya existencia estamos seguros. De hecho, un agujero negro no se compone de materia, sino que está hecho, literalmente, de espacio-tiempo deformado. Cuando lo piensas, ¡es algo increíble!”, explicaba (…) Kip Thorne, asesor científico de la película Interstellar (2014), dirigida por Christopher Nolan.
“Aunque en el origen del agujero negro sí hay materia, pues se produce tras el colapso de una estrella, éste deforma el espacio-tiempo en su entorno y destruye todo rastro de la estrella colapsada en lo que llamamos una singularidad (es decir, una región del Universo gobernada por las leyes de la gravedad cuántica que hoy todavía no comprendemos). En su interior, la materia desaparece y sólo queda el espacio-tiempo deformado. De hecho, lo deforma hasta tal punto que, tal y como ocurre en Interstellar, en el entorno de este objeto una hora equivaldría a siete años en la Tierra”, señalaba el científico durante el encuentro con este diario en Londres.
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“Hay una posibilidad divertida, que es igualmente de ciencia-ficción: que en algún momento del futuro aprendamos a crear agujeros negros “de andar por casa”, agujeros negros pequeñitos y que podamos controlar (porque si no se nos come). En ese caso no haría falta viajar a centenares de años luz para jugar con la gravedad del agujero negro”, dice Aparici. “Desde luego, la tecnología necesaria para conseguir un miniagujero negro controlado me parece aún más imposible de imaginar que la de la nave superrápida”.
Otro de los métodos propuestos por los físicos para viajar en el tiempo son los mencionados agujeros de gusano, que existen sólo en el campo teórico (pues no hay pruebas de que existan). Un principio básico de la física, señala, es que si examinamos detenidamente cualquier cosa encontraremos agujeros o grietas, aunque esto no sea fácil de comprobar en las tres dimensiones.
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El problema, dice Hawking, es que los agujeros de gusano son extraordinariamente pequeños (miles de millones de veces más pequeños que un centímetro). Hay científicos que especulan con que quizás fuera posible capturar un agujero de gusano y agrandarlo para que pudiera entrar por él una nave espacial o personas. Y según Hawking, un agujero de gusano no sólo permitiría llevarnos a otros planetas, sino también a un periodo del pasado de la misma Tierra y quizás visitar la época de los dinosaurios.
Pero los viajes al pasado plantearían lo que en física denominan paradojas. Y para explicarlo, Rafael Bachiller menciona la paradoja del abuelo. “Si pudiera viajar al pasado, podría matar a mi abuelo y entonces no nacería. La única forma de resolver esto sería que hubiera muchos universos que fluyeran de forma paralela”.
El film Interstellar, en el que también son cruciales los agujeros de gusano que permiten a los astronautas explorar otros planetas fuera del Sistema Solar, parte de la base de que existen otras dimensiones exóticas más allá de nuestra experiencia convencional. Normalmente vivimos en las tres dimensiones del espacio y una cuarta dimensión del tiempo. En las tres dimensiones podemos movernos libremente en todas las direcciones. Pero en la cuarta dimensión del tiempo estoy atrapado en la cárcel del presente, no tengo acceso ni puedo desplazarme hacia el pasado o hacia el futuro, al menos más allá del futuro más inmediato del siguiente segundo que voy viviendo. Como dice Hawking, la cuarta dimensión del tiempo es como un río que me lleva hacia el futuro, sin que yo pueda retroceder hacia el pasado o avanzar hacia un futuro más lejano que el siguiente segundo.Sin embargo, lo que propone Thorne es que teóricamente puede existir una quinta dimensión en la que el tiempo se convierte en otra dimensión espacial más en la que puedo desplazarme hacia adelante o hacia atrás, como si fuera un pasillo. Esto es lo que le ocurre al astronauta Cooper, el astronauta protagonista de Interstellar al final la película, tras caer en el interior de un agujero negro, que se convierte en un pasadizo hacia la quinta dimensión.
En esa quinta dimensión, como explica el astrónomo y divulgador Neil de Grasse Tyson, “no tiene sentido preguntar '¿cuándo nací?' o ¿cuándo morí?', porque, de hecho, siempre estás naciendo y siempre te estás muriendo”. Sin embargo, para Bachiller, “aunque todas estas ideas teóricas son muy estimulantes y admiten un tratamiento matemático riguroso, no tenemos a día de hoy ninguna prueba experimental de que tales dimensiones y/o universos simultáneos existan realmente”.
García-Bellido, por su parte, señala que aunque se consiguieran resolver los retos técnicos y de propulsión para tener una nave muy rápida, “nada que tenga masa puede ir a la velocidad de la luz”. El científico sí cree que dentro de varios siglos, quizás 500 años, se consigan naves que viajen a una fracción de la velocidad de la luz, como 100 kilómetros por segundo”.
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“Me inclino a pensar que es imposible viajar en el tiempo a través de otras dimensiones, pero no estamos seguros, así que no podemos descartarlos. Yo creo que hay una probabilidad de 2 contra 1 de que los viajes en el tiempo sean imposibles, pero sólo es de 2 contra 1, todavía no lo podemos descartar”, dice Kip Thorne.
Sin embargo, sostiene que “sin duda hoy ya tenemos motivos para sospechar que existen otras dimensiones espaciales. En estos momentos, muchos físicos teóricos creen que es imposible comprender las leyes de la gravedad cuántica a no ser que existan hasta 10 u 11 dimensiones. Por eso, están convencidos de que tiene que haber dimensiones desconocidas a las que quizás podríamos acceder en el futuro”.
TERESA GUERRERO y PABLO JÁUREGUI
(el mundo, 20.10.15)
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