Los antiguos casi no sabían nada respecto a las mareas, porque virtualmente no hay ninguna en el Mar Mediterráneo. El primer griego que informó sobre las mareas fue el explorador Piteas, quien exploró el Atlántico Norte en el año 270 a.C. Aun así, cuando Julio César invadió Gran Bretaña, más de dos siglos después, perdió muchos barcos porque no los atracó a la altura suficiente. No se le ocurrió tomar en cuenta las mareas.
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Lo más asombroso para las tropas de Thutmosis I, rey de Egipto alrededor del año 1525 a.C., en su invasión de Siria y Carchemish en el alto Eufrates, fue el Nilo «cayendo del cielo», y el río que «al fluir al norte fluía al sur». Los soldados eran hijos de la tierra sin nubes del Nilo, y por lo tanto les fascinó ver caer la lluvia (el Nilo del cielo) y se asombraron por la dirección del flujo del Eufrates. El Nilo fluye hacia el norte, de modo que «norte» significa para los egipcios «corriente abajo», y pensaron naturalmente que el Eufrates fluía «en sentido contrario».
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En las ciudades primitivas de Mesopotamia no había sistemas de recoger la basura. La basura acumulada en las calles era apisonada por las idas y venidas de hombre y animales. Al elevarse las calles, los pisos de las casas tenían que ser elevados con capas adicionales de arcilla.
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Ha sido hallada una tableta de la antigua Asiria, de alrededor del año 2800 a.C., en la que se puede leer: «En estos últimos tiempos nuestra tierra está degenerada. Hay señales que el mundo está llegando rápidamente a su fin. El cohecho y la corrupción son comunes». Más de 2.000 años después, Sócrates se quejó: «los hijos son ahora tiranos... ya no se ponen de pie cuando entra un anciano a la habitación. Contradicen a sus padres, charlan ante acompañantes, engullen golosinas en la mesa, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros». Y Platón escribió respecto a sus discípulos: «¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a sus padres. Desdeñan la ley. Se revelan en las calles inflamados de ideas descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?»
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ISAAC ASIMOV
“El Libro de los Sucesos”
fuente: http://www.librosmaravillosos.com/ellibrodelossucesos/capitulo62.html
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