frases de “La Cumbre Escarlata”

-¡Son unos monstruos! ¡Los dos!
-Es exactamente lo que nuestra madre dijo en su último momento.

Los fantasmas son reales. Yo lo sé. Los he visto toda la vida.

De donde yo vengo no tomamos los fantasmas a la ligera.

Una casa tan vieja como ésta se convierte, con el tiempo, en un ser vivo. Comienza a aferrarse a las cosas… se mantiene con vida cuando no debería. Algunas son buenas, otras malas. Y hay otras de las que no debería hablarse jamás.



-(Las mariposas) Están muriendo. Toman el calor del sol y cuando desaparece, mueren.
-Que triste…
-No, no es triste, Edith. Es la naturaleza. Es un mundo en el que todo muere y todos se comen entre sí... justo debajo de nuestros pies.
-Seguramente hay más que eso…
-Las cosas bellas son frágiles… En casa sólo tenemos polillas blancas. Criaturas curiosas, están seguras pero con falta de belleza. Ellas crecen en la oscuridad y el frío.
-¿De qué se alimentan?
-Mariposas, me temo.

-¿Cómo mantienes esta casa?
-Es un privilegio haber nacido en ella. No se puede renunciar a él.



-Ella es nuestra propia Jane Austen. ¿Murió solterona, no?
-En realidad prefiero ser Mary Shelly; ella murió viuda.

¡Cuidado con la Cumbre Escarlata!

No tienes ningún lugar adónde ir. Éste es tu hogar ahora.

Es un amor monstruoso y eso nos hace monstruos a todos nosotros.

-Eres tan diferente...
-¿De quién?
-De todo el mundo.

En Estados Unidos valoramos los esfuerzos, no los privilegios.

Tómate el té.