Ramón Gómez de la Serna fue uno de los tantos escritores españoles que arribaron a nuestra tierra cuando en la península ibérica se desató la Guerra Civil. Con el corazón partido, entre su patria y el país donde moriría en enero de 1963, de la Serna fue el inventor de un género peculiar: las greguerías.
¿Qué son las greguerías? El propio autor las definió como: “humorismo + metáfora”. La RAE la define como una metáfora breve e ingeniosa. Y en Wikipedia, en el artículo biográfico de su autor, las define como “sentencias ingeniosas, y en general breves que surgen de un choque casual entre el pensamiento y la realidad”.
Gómez de la Serna supo escribir sobre sus greguerías:
“Atrapamoscas de la greguería, tengo que pasarme muchas horas con el brazo extendido y haciendo gestos como detenedor de aviones en un campo de aterrizaje. Nunca se sabe qué cosa es greguería, cuántas quedan posibles, dónde se encuentran las buenas. Todo lo que merece ser dicho tiene que ser secreto y no hay nada que cueste más sacar a la vida que sus secretos. ¿Están fuera o están dentro? Yo creo que estamos compuestos de greguerías como de células, pero tenemos que poseer muy sutil oído para oírlas”La mejor manera de entender qué es una greguería es a través del ejemplo. Así que a modo de homenaje a Ramón Gómez de la Serna, va un puñado de sus greguerías:
El beso es hambre de inmortalidad.
Senos: el misterio móvil.
El beso es un paréntesis sin nada adentro.
El libro es un pájaro con más de cien alas para volar.
Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.
La X es la silla de tijera del alfabeto.
Tocar la trompeta es como beber música empinando el codo.
El gong es un platillo viudo.
Lo grave del solterón es que se va volviendo viudo.
La ópera es la verdad de la mentira, y el cine es la mentira de la verdad.
La luna es un banco de metáforas arruinado.
Sólo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera del lápiz.
El tango está lleno de despedidas.
El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad.
Sólo el poeta tiene reloj de luna.
La O es la I después de comer.
El langostino huele a todo el mar.
La mariposa posándose en todas las flores es la mecanógrafa del jardín.
El camello lleva a cuestas el horizonte y su montañita.
¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la tierra?
El caballo sí que es un hombre serio.
En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado.
La Q es un gato que perdió la cabeza.
El gato se hace el muerto para que lo dejen dormir la siesta.
El estornudo es la interjección del silencio.
La ardilla es la cola que se independizó.
No saben lo que es morir ni los muertos.
Al ombligo le falta el botón.
Las rosas se suicidan.
El Coliseo en ruinas es como una taza rota del desayuno de los siglos.
Hay una campana que suena en el alba y que no está en ningún campanario.
Los ojos de las estatuas lloran su inmortalidad.
Hay camas de hotel en las que nos encontramos nuestras piernas del pasado.
Aquel tipo tenía un tic, pero le faltaba un tac; por eso no era un reloj.
Un tren de mercancías que pasa es el etc. etc. etc. etc. etc. en movimiento.
La lechuga es toda enaguas.
Lo peor del golpe en la cabeza es la burla del chichón.
Hay el que pierde un botón y no lo encuentra, y el que lo encuentra y lo guarda y nunca lo da a coser. Los dos son unos desdichados.
Son más largas las calles de noche que de día.
La llave nos gasta la broma de hacer como que no es de la cerradura que es.
La morcilla es un chorizo lúgubre.
Lo que completa la mala suerte del ladrón cuando huye después de asaltar la caja es que la puerta sea de “tire” y no de “empuje”.
Los termómetros mueren jóvenes.
Al calvo le sirve el peine para hacerse cosquillas paralelas.
Meteorología: mentirología.
El cigarro es el chupete de los mayores.
Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.
Los recuerdos encogen como las camisetas.
En las cajas de lápices guardan sus sueños los niños.
La felicidad consiste en ser un desgraciado que se sienta feliz.
El reloj no existe en las horas felices.
Aburrirse es besar a la muerte.
Nostalgia: neuralgia de los recuerdos.
El sueño es un depósito de objetos extraviados.
Lo peor de la ambición es que no sabe bien lo que quiere.
Nadie ha dicho que las cosas viven: las cosas sueñan.
El otro lado del río siempre estará triste de no estar de este lado. Esa pena es de lo más insubsanable del mundo y no se arregla ni con un puente.
FUENTES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Ramón_Gómez_de_la_Serna
http://www.ramongomezdelaserna.net
https://web.archive.org/web/20070609133533/http://www.geocities.com/greguerias/greguerias02.htm
https://www.escritores.org/biografias/222-ramon-gomez-de-la-serna
https://es.wikiquote.org/wiki/Greguerías
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